ALEJANDRO REZA
Foto: Cuartoscuro
El Día de Muertos es una de las tradiciones más emblemáticas y representativas de la cultura mexicana.
Se trata de una celebración que honra la memoria y el legado de los seres queridos que ya han fallecido, y que se cree que regresan del más allá para convivir con los vivos durante unos días.
El festividad se remonta a la época prehispánica, cuando los pueblos indígenas rendían culto a la muerte y creían que el destino de las almas dependía de la forma en que habían muerto.
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Además, es una expresión artística e identitaria que ha trascendido fronteras y que ha sido reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO desde 2008.
Cuándo se celebra
La forma en que se celebra el Día de Muertos varía según la región y la comunidad, pero hay algunos elementos comunes que lo caracterizan, la fecha de esta festividad es el 1 y 2 de noviembre.
Uno de ellos es la ofrenda o altar, que consiste en una mesa o un espacio decorado con flores, velas, papel picado, fotografías y objetos personales de los difuntos. También se les ofrece comida y bebida típica, como pan de muerto, mole, tamales, chocolate, agua y tequila
¿Cómo hacer una ofrenda?
La ofrenda se coloca en las casas o en los cementerios, donde las familias acuden a limpiar y adornar las tumbas de sus seres queridos.
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Algunas personas pasan la noche en los panteones, donde rezan, cantan, cuentan anécdotas y conviven con otros visitantes. El ambiente es festivo y alegre, pues se considera que la muerte no es el final sino una transición hacia otra vida.
Otro elemento distintivo del Día de Muertos es la calavera, que puede ser de azúcar, chocolate o alfeñique. Estas calaveritas se decoran con colores vivos y se escriben los nombres de los difuntos o de los vivos a quienes se les quiere dedicar.
También se elaboran calaveras literarias, que son versos humorísticos e irónicos que hacen alusión a la muerte o a alguna característica de la persona homenajeada.