Dinamita francesa ante muro marroquí

EFE Foto: Reuters Dos estrellas brillan en el firmamento de Qatar. Una lleva el “10” de Francia, lidera la tabla de goleo y persigue a ritmo endiablado todos los récords. La otra no lleva dorsal, ni firma contratos millonarios, ni autógrafos, pero se ha abierto un hueco entre los mejores cuatro del planeta. Kylian Mbappé,

Continue Reading →



Soccer Football – FIFA World Cup Qatar 2022 – Quarter Final – England v France – Al Bayt Stadium, Al Khor, Qatar – December 10, 2022 France’s Olivier Giroud celebrates scoring their second goal with teammates REUTERS/Annegret Hilse

EFE

Foto: Reuters

Dos estrellas brillan en el firmamento de Qatar. Una lleva el “10” de Francia, lidera la tabla de goleo y persigue a ritmo endiablado todos los récords. La otra no lleva dorsal, ni firma contratos millonarios, ni autógrafos, pero se ha abierto un hueco entre los mejores cuatro del planeta.

Kylian Mbappé, que encarna por sí solo la dinamita ofensiva de la Francia de 2022, desafía a la defensa marroquí, una de las sensaciones de la competición, que está en camino de convertirse en legendaria a fuerza de derribar hitos históricos.

La mejor defensa contra el ataque más reputado, la zaga que hasta hoy nadie ha sabido doblegar ­el único gol en contra se lo han marcado en propia puerta­ frente a un dispositivo demoledor que consta de cuatro atacantes de renombre, Mbappé, Ousmane Dembelé, Olivier Giroud bajo la batuta de Antoine Griezmann.Con ellos busca Francia superar el fortín contra el que se estrellaron Bélgica y Croacia en la fase de grupos, España en octavos y Portugal en cuartos, todos ellos frustrados de no poder romper la línea marroquí.

La campeona llega sobre aviso. Sabe también que a la resistencia en el campo se sumará el clima hostil de la grada, porque Marruecos ha sabido capitalizar el apoyo popular del primer Mundial que es organizado en tierras árabes.

Los “Leones del Atlas” son la selección del pueblo que desafía a la aristocracia del fútbol, a la que ya han puesto en jaque. Nunca un equipo africano había llegado tan lejos. Nunca una nación árabe había subido tan arriba.

Marruecos es un equipo que desprecia la posesión, se atrinchera en su campo y lanza el contragolpe, que confía en Youssef En­Nesyri, quien es el máximo goleador marroquí en los Mundiales y punta de lanza de la ofensiva. Y en Yassin Bono, el símbolo del dique árabe.

Regragui ha conseguido formar una familia, con hombres de dentro pero también con la diáspora, jugadores nacidos, criados y formados en Europa que, a imagen y semejanza de Achraff Hakimi, lo dan todo por un país en el que nunca han vivido pero donde hunden sus raíces.

La hazaña está lograda, pero ahora puede multiplicarse. Destronar a la campeona, en su plenitud, sería la cumbre, la gesta más improbable, la más admirada. Sin embargo Francia no ha dado signos de agotamiento.

El DT Didier Deschamps ha sabido dar un brío nuevo a la generación que ganó en 2018 reforzada con aire fresco, una mezcla que funciona.

Quizá Francia no entusiasma por su juego pero sí por su eficiencia. Ni es la más sólida, ni la más ofensiva, pero ha conseguido un equilibrio que no tiene grietas. “La fuerza colectiva“, como lo ha bautizado Didier Deschamps.

Con ese espíritu afrontan la séptima semifinal de su historia, tres perdidas, tres ganadas, las tres últimas, en una suerte de dinámica positiva que le tiene a las puertas de optar a renovar su título y colocarse a la altura de la Italia de los 30, del Brasil de los 60.