Los Chicago Bears jugarán por cuarta vez en su historia en viernes, pero será la primera en 59 años. En cambio, los Philadelphia Eagles lo harán por segunda temporada consecutiva tras haberlo hecho en la Semana 1 de la temporada pasada contra Green Bay Packers en el primer juego de todos los tiempos celebrado en Brasil, además de ser la décima ocasión en la historia de la franquicia vigente campeona del Super Bowl.
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La NFL se prepara para un choque de realidades opuestas este Black Friday en el Lincoln Financial Field, donde los Eagles recibirán a los Bears en un partido crucial, al que ambos llegan con foja de 8-3. Pero aunque ambos comparten idéntico récord, el camino que han recorrido para alcanzarlo no podría ser más diferente.
Los Bears llegan a Philly imbatidos en sus últimos cuatro partidos —y con ocho victorias en sus últimos nueve encuentros—, sin embargo, una sombra de duda planea sobre su imponente racha, ya que solo una de esas victorias fue contra un equipo con récord positivo y ocurrió apenas el fin de semana pasado contra Pittsburgh Steelers.
Su verdadera fortaleza ha sido la frialdad en los momentos decisivos. Chicago posee un asombroso historial en partidos ajustados, pues seis de sus últimos ocho triunfos se decidieron por un promedio de apenas 2.67 puntos. Esta capacidad para forzar errores es su sello distintivo.
Los Bears lideran la NFL de manera abrumadora en robos de balón con 24 y diferencial de pérdidas con +16. La secundaria es particularmente letal, con Kevin Byard y Nahshon Wright empatados en el primer lugar de la liga con cinco intercepciones cada uno, un logro que no se veía desde 2008.
Frente a ellos, los Eagles navegan una temporada colmada de paradojas. Al igual que Chicago, tienen la costumbre de jugar al nivel de sus rivales, pero su única victoria por más de siete puntos fue contra los débiles New York Giants. El equipo viene de una segunda mitad en la que fue borrado ante Dallas Cowboys en la Semana 12, situación que echó por la borda un gran desempeño inicial de su mariscal de campo estelar Jalen Hurts.
Hurts, quien la semana pasada superó a Cam Newton con su noveno juego con dos touchdowns terrestres y uno aéreo, necesita recuperar su agresividad característica. Aunque su tarea se ve complicada por la alarmante caída del juego terrestre. Saquon Barkley, tras una temporada histórica en 2024, acumula un mediocre promedio de 3.7 yardas por acarreo y solo ha superado las 100 yardas una vez. El propio Barkley admitió su frustración, aunque los problemas en la línea ofensiva son evidentes.
Precisamente, la debilidad terrestre de Chicago —que ocupa el puesto 28 en toda la liga— podría ser la oportunidad perfecta para que Barkley y los Eagles reactiven su ataque. Los Bears permiten 2.01 yardas antes del contacto, el segundo peor dato de la liga. Sin embargo, Philadelphia enfrenta un desafío crítico en la línea ofensiva ante la ausencia del tackle Lane Johnson, lo que deja a Fred Johnson frente al temible Montez Sweat, líder de su equipo con 7.5 capturas.
El duelo entre Caleb Williams y la defensa de los Birds promete ser eléctrico. Los Eagles, que mostraron vulnerabilidad ante los pases profundos de Dallas, ahora enfrentan una secundaria diezmada por lesiones, incluida la baja por fractura de tobillo del novato Drew Mukuba. Esto es particularmente preocupante al tener que contener a los receptores Rome Odunze y DJ Moore.
En un choque donde el margen de error será mínimo, la batalla por el balón podría ser definitiva. Los Eagles, que han perdido solo seis balones esta temporada, se enfrentan a la defensa más oportunista de la NFL. El tercer partido anual del Black Friday tendrá pues a dos equipos con aspiraciones de postemporada, pero que podrían marcar su destino a partir de este choque que augura ser un golpe de realidad para cualquiera.




