AIDA RAMÍREZ

Foto: Aida Ramírez

Las más de 24 mil toneladas de acero -proveniente principalmente de México, Chicago y Brasil-, que se utilizaron en la construcción de la torre Chapultepec 1, dan cuenta de que se pueden levantar grandes construcciones en pocos metros cuadrados (mil 900), y que el suelo de la Ciudad de México no es un impedimento para ello.

Alrededor de nueve años tomó a los arquitectos e ingenieros concretar el proyecto para que fuera un edificio inteligente y sustentable de 59 pisos y 241 metros de altura, y que alberga a un hotel, departamentos a partir de 60 metros cuadrados, oficinas, locales comerciales, un helipuerto y mil cajones de estacionamiento con el sistema digitalizado más moderno para ello -evitando rampas y que personal ajeno conduzca los automóviles-, dijo el arquitecto Salvador Núñez.

En tanto, Héctor Castañeda, gerente de construcción de la Torre, comentó durante un recorrido por la Torre, que se invirtieron para la construcción mil 195 millones de dólares y mil 200 trabajadores.

Señalaron que el hecho de que en esta edificación se utilizaran acero y concreto, fue porque ambos se vuelven flexibles estando en este tipo de suelo, con la sismicidad que se vive en la capital del país y para este tipo de torres altas.

“Una construcción con acero podría ser alrededor de 20% más caro, pero también más seguro y más rápido”, consideró al observar que la homologación entre acero y concreto funciona mejor de manera estructural, que en este caso el edificio Chapultepec 1 alcanza a resistir un terremoto, sismos de 9 a 9.5 grados, al grado de afirmar que los cuatro edificios que están en la zona, esto es Torre BBVA, Torre Mayor y Torre Reforma, “son las más seguras de la zona”.

En esta construcción participó la compañía Gerdau Corsa, una de las principales empresas que utilizan acero reciclado en la producción de los llamados “aceros largos”, que son estructuras específicas que hacen espacios eficientes, así como estructuras ligeras y sismorresistentes.