Los diputados aprobaron el Presupuesto de Egresos 2026 y el gobierno presume como logro que el gasto en salud subió a 965 mil millones de pesos. Y sí, es verdad. Pero si se mira con lupa, el aumento no es tanto como parece.
Según el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), sí hay un incremento respecto a 2025, pero el presupuesto sigue siendo 4.7% menor al gastado en 2024. En otras palabras, ejerceremos más que el año pasado, pero menos que hace dos años.
El gobierno subió los impuestos a cigarros, refrescos, sueros orales y videojuegos “violentos” con el argumento de cuidar la salud pública. Pero esos recursos no están vinculados al sistema de salud. Es decir, nada obliga a que vayan a hospitales, medicinas o médicos.
En realidad, van a la bolsa general del gobierno con un destino incierto.
EL ENGAÑO
El truco está en cómo se cuentan las cifras. Cuando se dice que el presupuesto “aumentó 5.8% en términos reales”, se compara con el año de mayor recorte: 2025. Pero si se compara con 2024, el gasto cae casi 5%. Es como presumir que un enfermo “mejoró” porque ahora sólo tiene 38 de fiebre en lugar de 39, aunque siga con neumonía.
El gasto en salud equivale al 2.6% de nuestra economía, cuando la Organización Mundial de la Salud recomienda al menos 6%. México invierte la mitad de lo necesario para garantizar atención médica universal.
Y lo más grave no es sólo el monto, sino dónde se recorta.
¿MENOS ES MÁS?
El CIEP encontró que los hospitales e institutos nacionales tendrán más dinero que en 2025, pero 26% menos que en 2024. El Instituto Nacional de Nutrición y el de Cancerología, por ejemplo, recibirán un tercio menos de recursos que hace dos años.
¿Consecuencia? Menos tratamientos para enfermedades crónicas como diabetes, obesidad o cáncer, las mismas que más afectan a los mexicanos.
En salud mental, el panorama es peor. El presupuesto cae 13.8% respecto a 2024. México destina apenas 1.5% del gasto total a este rubro, cuando la OMS sugiere 5%.
Y LAS MEDICINAS…
La compra de medicinas y material médico tendrá 9.8% más recursos que en 2025, pero 7% menos que en 2024. Y la mayor parte del dinero irá al IMSS e ISSSTE, no al IMSS-Bienestar, que atiende a quienes no tienen seguridad social.
Mientras tanto, el gasto de bolsillo en medicinas sigue subiendo y la inflación médica ronda el 15%. El aumento no se traduce en abasto en las farmacias públicas.
LO QUE SE ESCONDE
El discurso presume un “presupuesto histórico”, pero el sistema de salud sigue recibiendo menos de lo que necesita y de forma desigual. Cada persona con IMSS o ISSSTE recibe más del doble de recursos que alguien atendido por IMSS-Bienestar.
Y aunque el gobierno espera recaudar 42 mil millones de pesos adicionales por el aumento de impuestos, no hay un solo mecanismo legal que obligue a destinar ese dinero a la salud.
Ahí está la paradoja. Sin impuestos “saludables” en 2024 hubo más presupuesto para salud que con ellos en 2026. Y sí, seguimos con los discursos.
EL DATO INCÓMODO
Los diputados recortaron 17 mil 788 millones de pesos a justicia y derechos humanos en el Presupuesto 2026, pero ni un peso fue para seguridad pública ni para el Plan Michoacán. Hubo fondos para arreglar recortes previos a universidades, cultura y medio ambiente, pero no para frenar la violencia que desangra al país.



