México necesita con urgencia ampliar y modernizar su red de transmisión eléctrica. Esta infraestructura, que mueve la energía desde donde se genera hasta donde se consume, presenta cuellos de botella severos. Frenan el crecimiento económico, impiden conectar nuevas plantas renovables y comprometen la estabilidad del sistema. Sin embargo -pese a su importancia estratégica- casi ningún inversionista privado está dispuesto a financiar su expansión. La razón es simple: hoy la transmisión eléctrica en México no es bancable; es decir, no es elegible para crédito.
1. No tiene ingresos propios ni certeza de pago
A diferencia de las centrales de generación, que venden energía y producen ingresos medibles, las líneas de transmisión no generan flujo financiero propio. Su operación depende totalmente de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que fija tarifas y controla los recursos. Sin un mecanismo independiente de pago ni un contrato que respalde ingresos futuros, ningún banco puede asegurar la recuperación del capital invertido. Para el sector financiero, un proyecto sin fuente de repago es imposible de financiar.
2. Financiación pública insuficiente y sujeta a vaivenes
Durante los años noventa y dos mil, México utilizó esquemas tipo PIDIREGAS (Proyectos de Inversión con Diferimiento en el Registro del Gasto), que permitían comprometer pagos futuros con estabilidad. Ese modelo funcionó, pero a partir de 2018 fue abandonado sin diseñar una alternativa moderna. Desde entonces, las obras dependen del presupuesto anual, sujeto a recortes o retrasos.
3. Un marco legal que bloquea la inversión privada
La ley clasifica la transmisión como una actividad estratégica exclusiva del Estado. Esto impide esquemas de coinversión que otorguen certeza jurídica y financiera a bancos e inversionistas. Las empresas privadas sólo pueden participar como contratistas de obra. Ante tan alto riesgo, las empresas que antes participaban en estos proyectos se están absteniendo de hacerlo.
4. La estrategia actual descuida el mayor cuello de botella
La CFE continúa invirtiendo en nuevas centrales de generación, un sector donde abunda el capital privado. En contraste, la transmisión –el mayor cuello de botella– es responsabilidad del Estado y recibe inversión insuficiente. Se invierte donde sobran interesados y se descuida el único segmento donde sólo el Estado puede actuar.
5. Riesgos, cancelaciones y pérdida de confianza
En los últimos años, varias licitaciones estratégicas fueron canceladas o pospuestas, erosionando la confianza de bancos y desarrolladores. Un sistema sin continuidad de políticas ni estabilidad regulatoria se vuelve inviable para cualquier inversionista. La incertidumbre aumenta el riesgo financiero de los proyectos.
6. La tensión financiera: proveedores sin pago y riesgo creciente
La situación financiera de la CFE agrava el problema. La deuda con proveedores alcanzó 77.3 mil millones de pesos en septiembre de 2025. Tan sólo en el primer semestre de 2025, este pasivo creció 36% respecto del cierre de 2024. Si la empresa enfrenta dificultades para pagar trabajos ya ejecutados, es imposible estructurar un esquema de crédito confiable para nuevas obras.
7. Proyectos recientes: obra pública financiada sin garantía soberana
Varios proyectos recientes se han adjudicado bajo obra pública financiada, donde el contratista aporta recursos propios, asume el riesgo inicial y espera el repago mediante presupuesto posterior. Sin garantías soberanas explícitas ni flujos firmes, estos modelos evidencian la falta de bancabilidad del sistema. La transmisión simplemente no cuenta con los mecanismos financieros que hacen viables proyectos de infraestructura en otros países.
Conclusión
Para que un proyecto de transmisión sea bancable debe existir una garantía soberana que respalde el crédito necesario para adquirir equipos y ejecutar los trabajos. Sin mecanismos modernos que ofrezcan certeza de pago y estabilidad jurídica, la expansión de la transmisión seguirá estancada. El problema no es técnico: es financiero e institucional. Y si no se corrige, México seguirá generando energía que no podrá transportar.

RANCÉ 


