El huachicol fiscal golpea a la Marina

Detienen al vicealmirante Farías Laguna por corrupción vinculada al huachicol fiscal, sacudiendo a la Marina y exhibiendo fallas en la militarización.



La detención del vicealmirante Manuel Roberto Farías Laguna, sobrino político de José Rafael Ojeda, secretario de Marina en el sexenio de López Obrador, sacudió los cimientos de la institución que hasta hace poco era considerada la más respetada del país: la Armada de México. El caso, ligado al huachicol fiscal —ese entramado de corrupción aduanera y contrabando de combustible— ha dejado tras de sí un reguero de dudas, la captura de 14 personas y la muerte de dos marinos en menos de 24 horas. La sacudida es profunda.

Tras meses de investigación, las autoridades finalmente hicieron públicos los arrestos: tres empresarios, varios funcionarios aduanales y seis elementos de la Marina, entre ellos el vicealmirante Farías Laguna. Los expedientes estaban empantanados, quizás deliberadamente, en un intento por evitar que el escándalo saliera a la luz. Sólo hasta hace unos días se destapó la cloaca.

La militarización y sus costos

El episodio exhibe los riesgos de haber entregado a las Fuerzas Armadas funciones que no les corresponden. En lugar de ser un muro de contención frente al crimen organizado, la Marina se ve ahora señalada como parte del problema. El huachicol, lejos de erradicarse, se institucionalizó al grado de penetrar a quienes tenían la misión de combatirlo. La militarización del país, presentada como remedio, empieza a convertirse en enfermedad.

La sombra de Washington

Resulta inevitable preguntarse hasta qué punto la visita del secretario de Estado, Marco Rubio, y las presiones incesantes del gobierno de Estados Unidos aceleraron el proceso. Washington ha denunciado de manera constante la tolerancia mexicana frente a la delincuencia, incluido el contrabando de combustibles y la corrupción en las aduanas. El desenlace parece responder más a la presión externa que a una convicción interna de combatir la corrupción.

Morena y la corrupción que no cesa

Los gobiernos de Morena prometieron poner fin a la corrupción. Lo que tenemos, en cambio, es una impunidad creciente y un deterioro de las instituciones. Ningún alto funcionario del pasado o del presente ha sido llevado ante la justicia por estas prácticas. La detención del vicealmirante Farías Laguna muestra que el cáncer está dentro, y que la ‘4T’, en lugar de extirparlo, ha preferido administrarlo en silencio hasta que el escándalo se vuelve inocultable.

La Marina, orgullo nacional, enfrenta hoy una herida profunda. Y México, en lugar de avanzar hacia un país con instituciones más sólidas, se hunde en el mismo pantano de corrupción que juró erradicar.