Gustavo Mares
Desde hace algunos años en este espacio comentamos que el intento de prohibir la actividad taurina iría a más.
Ahora mismo, sectores ajenos al de la tauromaquia son los más afectados por la llamada Ley ‘Sesma’, que aparentemente pretende proteger a los animales pero que tiene un obscuro interés detrás, como le comentaremos en este espacio.
La ley que este político pretende montar se encargaría de recaudar impuestos por cada animal doméstico que exista en casa.
También permite la captura y matanza de animales callejeros; autoriza la matanza de animales para santería, además de que pretende que cada albergue o refugio pague al gobierno determinada cantidad por animal rescatado.
Las barbaridades que Sesma, del deleznable y acomodaticio PVEM, pretende tienen como sustento el desequilibrio de los ‘animaniacos’, que incapaces de relacionarse con otras personas buscan ‘humanizar’ a los animales al grado de que en Europa se pretende implementar una ley que busca castigar a toda aquella persona que lastime a un animal, aunque este sea un roedor callejero que se mete a la casa.
Parece cosa de trastornados ver el anaquel en el supermercado de comida para perros y gatos, algunos libres de soya, gluten, bajos en grasa. En la variedad que usted guste y mande. Hasta hace no muchos años, reconocidos veterinarios aseguraban que la mejor comida que podían recibir los perros eran las sobras de la comida diaria, porque tenían toda la variedad de nutrientes que requerían al ser animales carroñeros.
En aquellas épocas era de lo más normal salir a la calle a tirar cohetes en compañía de amigos y mascotas, sin que a nadie la causara ‘amsiedad’.
Las mentes obtusas que solo ven a través del resentimiento o la ignorancia y aplauden el constante ataque de los políticos oportunistas a la tauromaquia no alcanzan a comprender que ‘en el pecado pueden llevar la penitencia’.
Personajes como Sesma se aprovechan del sentimentalismo de las personas. Para refutar sus argumentos basta escuchar con atención la opinión de la ciencia. A la par del intento gubernamental para sacar provecho de los animales en su relación con el ser humano, sectores de especialistas en la materia levantan la voz para hablar del tema sustentados en el conocimiento científico.
Organismos como el Colegio de Médicos Veterinarios Zootecnistas de México, A. C., la Unión de Profesionistas en Pro del Bienestar Animal, A. C., y la Asociación Nacional de Egresados de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán UNAM, se han pronunciado abiertamente contra la iniciativa de Ley de Protección y Bienestar Animal.
Pero no sólo ellos, también integrantes de asociaciones civiles que agrupan a médicos veterinarios, especialistas en el cuidado de la salud animal, maestros de nivel superior del área zootecnista, biólogos e investigadores universitarios, cuidadores y entrenadores de mascotas, así como comerciantes formales que tienen como actividad principal el cuidado y venta de las especies, muestran su abierto rechazo a la tentativa prohibicionista.
Aseguran que esta ley, lejos de generar un ambiente de prosperidad que ayude al mejor desarrollo de las especies, pretende crear un marco de prohibicionismo, regulaciones excesivas y padrones que generen nuevos impuestos a los dueños de animales.
Piden a los diputados locales desechar la iniciativa por inconsistente, prohibicionista y recaudadora. Queda claro que es un negocio redondo si se toma en cuenta que en la Ciudad de México hay más de diez millones de animales de compañía.
Para finalizar, la pregunta de la semana: ¿Y si mejor hacen leyes más duras en contra de narcotraficantes, secuestradores, violadores y asesinos?