El plan C se atora… por falta de dinero

El gobierno de Sheinbaum enfrenta promesas incumplidas por falta de presupuesto.



Esta semana, el gobierno de Sheinbaum comprobó que el poder no basta si no hay presupuesto. Dos hechos, en apariencia aislados, revelaron lo mismo: las finanzas públicas no alcanzan para cumplir el plan C.

De un lado, la CNTE exige lo que Claudia Sheinbaum prometió en campaña: revertir las reformas de pensiones de Zedillo y Calderón, así como elevar el salario a más de 18 mil pesos, como el promedio salarial del IMSS.

Del otro, una reforma constitucional que establece ese mismo salario base para médicos, enfermeras, soldados y policías, aprobada por 31 Congresos estatales, sigue congelada por una simple razón: no hay dinero.

PROMESAS SIN RESPALDO

Cuando Claudia Sheinbaum ofreció un salario base al magisterio, no fue un error. Fue parte de su bandera electoral. Lo dijo en campaña. Lo repitió en mítines. Lo inscribió dentro del llamado “plan C”, el paquete de reformas que justificaba el voto masivo a Morena para conseguir la mayoría calificada.

Hoy, ya con el poder en la mano, apenas les ofreció un aumento salarial del 9%. Muy lejos de los más de 18 mil pesos prometidos. Y las reformas al sistema de pensiones siguen intactas.
La CNTE no está protestando al aire. Está exigiendo que lo que se prometió, se cumpla. Sheinbaum creó su propio problema, porque cumplir implica decenas de miles de millones… que no tienen.

REFORMA EN PAUSA

La reforma constitucional al artículo 123 fue votada en ambas cámaras. Fue enviada a los Congresos estatales y aprobada por 31 de ellos. Sólo falta la declaratoria formal del Congreso para que entre en vigor. Pero esa declaratoria no llega.

Oficialmente, el argumento es técnico: que aún no hay constancia formal de todos los votos estatales. Pero legisladores como Pablo Vázquez (MC) presentaron acuses de recibo que confirman el aval. La verdadera razón es otra: la Secretaría de Hacienda no tiene cómo financiar el costo que implicaría pagar esos salarios base en el sector público.

AÑO DE HIDALGO

El problema no empezó con Sheinbaum. Empezó con una borrachera fiscal en 2024. El gobierno de López Obrador cerró su sexenio con gasto desbordado, deuda por más de 2 billones de pesos, megaproyectos que duplicaron costos y programas sociales con gasto récord.

El resultado está a la vista: recortes, subejercicios y una deuda creciente en 2025. En sus primeros tres meses, el gobierno de Sheinbaum ya acumula una deuda que aumentó en más de 900 mil millones de pesos. Además, el gasto público se desborda para cumplir con obligaciones fiscales, mientras descobija salud, educación y seguridad.

Por un lado, el pago de intereses de la deuda ya nos costó 221 mil millones en tres meses. Más que el presupuesto anual de dependencias como Marina, Medio Ambiente, Ciencia o Energía. Un récord.

Por el otro, los gastos sociales están en picada. En salud, 45 mil millones de pesos no se ejercieron. Un recorte disfrazado de “prudencia fiscal”.

Ayer, pidieron voto masivo para cumplir con el plan C, pero hoy está detenido. No por culpa de la oposición, sino por falta de dinero.

Y esa verdad marca el inicio de este sexenio: muchas promesas, pocos recursos. Porque en política puedes prometer todo. Pero si no traes al menos calculadora, ni todo el poder alcanza.

EL DATO INCÓMODO

El expanista Miguel Ángel Yunes Márquez es presidente de la Comisión de Hacienda y secretario en otras cuatro. Eso significa poder, recursos… y privilegios. Viaja en vuelos privados a su tierra natal y cuenta con el respaldo directo del coordinador Adán Augusto. Ni los senadores morenistas con más trayectoria tienen ese trato.