1614Habla con corrección el español. Conoce Latinoamérica. No hay sorpresas, persisten los sorprendidos. De nueva cuenta, me refiero a una amplia lista de reacciones en la opinión pública de nuestro país, a propósito de los pronósticos respecto de la relación entre el futuro gobierno de los Estados Unidos y el de México.
Son varios los aspectos de contexto internacional que jugarán una papel determinante en el corto plazo, por ejemplo, la relampagueante caída de la dictadura de Bashar Al-Assad en Siria. O bien, la continuidad de la invasión rusa a Ucrania, así como de otros conflictos regionales.
Con referencia a las líneas de política exterior que ha expuesto el Presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, los ejes para el Continente Americano, se refieren a la migración forzada, al tráfico de drogas y seguridad fronteriza. Aunque es una obviedad, debe tomarse en consideración para el análisis geopolítico, que estamos ubicados en una gran isla, que es el único Continente que corre del Polo Norte al Polo Sur, sin contacto físico alguno con el resto de los otros Continentes. La visión por tanto, en la tradición del pensamiento estratégico civil y militar estadounidense, tiene como prioridad, justo, preservar la observancia de condiciones aceptables de estabilidad en América.
En ese amplio contexto, la propuesta como Embajador en México de Ronald Douglas Johnson, es acorde y congruente con la línea política e ideológica del presidente electo. Caben destacar tres aspectos. El primero, que se trata de un nombramiento (aunque falta la aprobación del Senado de su país) que se da a conocer en la dinámica de lo que será el futuro gabinete, por lo que denota la relevancia y prioridad que Donald Trump le confiere a la relación con México. El segundo, que la trayectoria profesional del futuro embajador, es de una línea muy diferente a la de Ken Salazar. Ronald D. Johnson, es una conocedor de Latinoamérica y los principales problemas que agobian a la región en materia de la agenda en las Dimensiones de la Seguridad: terrorismo, subversión, migración y narcotráfico.
Es previsible, que en consonancia a los discursos y proclamas del entonces candidato presidencial del Partido Republicano, las prioridades en la relación bilateral están orientadas de forma general, en cuestiones de Seguridad. La plataforma que atrajo a los millones de votantes estadounidenses para que Trump, ahora sí ganara las elecciones por el sufragio popular, sin duda, estuvo anclada en un ferviente activismo antiinmigrante aunado a la señalización de la agresión externa (desde ese punto de vista) de los narcotraficantes y bandas delictivas mexicanas. Para darle continuidad a dichos planteamientos, el perfil de futuro Embajador Johnson, es idóneo.
Ya veremos como se establecen las relaciones con las áreas civiles en materia de Seguridad e Inteligencia del gobierno mexicano. Es indudable, que tendrán, como se prevén, algunos momentos de tensión y desencuentros, a lo que debe sumarse el reinicio de las audiencias públicas del juicio a Ismael Zambada García en la Corte Federal de Nueva York, así como las de Joaquín Guzmán López. Los ejes naturales de la relación bilateral serán las Secretarías de Relaciones Exteriores, Seguridad y Protección Ciudadana, así como la Fiscalía General de la República. Aunque sin duda, las Fuerzas Armadas de nuestro país tienen un papel fundamental en cuanto a la Seguridad Pública, por su esencia y naturaleza profesional, pasan por otro tamiz y dinámica.
@JOPso