El “pueblo bueno” en “¡Qué viva México!”

19, mayo 2023

GERSON HERNÁNDEZ

En pleno Obradorato “los mexicanos so­mos pobres, pero honrados; borrachos pe­ro cariñosos; clasistas, pero de buenos sentimientos; envidiosos, pero generosos; corruptos, pero ¡nomás poquito!; machis­ tas, arribistas, pero los más chingones”. Todos estos calificativos describen al “pueblo bueno” de la película “¡Qué viva México!” de Luis Estrada.

No se puede generalizar, ni tampoco exagerar, pero esta sátira al discurso per­sonal de gobernar de esta administración nos hace pensar por qué muchos políticos en el mundo citan y se refieren incansa­blemente al pueblo en sus discursos.

Por ejemplo, el 15 de febrero de 2009 en Venezuela, su presidente afirmó: “Y porque en verdad como se los digo… Yo no me pertenezco. Yo me pertenezco al pue­blo de Venezuela ¡Mi vida es de ustedes!”. En nuestro país el 12 de noviembre de 2018, desde Mérida, Yucatán, el candidato ganador declaró: “Yo ya no me pertenez­co, soy del pueblo, yo estoy al servicio de la nación… tengo que cumplirle al pueblo de México, mi amo es el pueblo de Méxi­co”.

Recientemente, el 4 de enero desde Palacio Nacional se dijo: “Ayudando a los pobres va uno a la segura, porque ya sabe que cuando se necesite defender, en este caso la transformación, se cuenta con el apoyo de ellos, no así con sectores de cla­se media, ni con los de arriba, ni con los medios, ni con la intelectualidad. Enton­ces, no es un asunto personal, es un asun­to de estrategia política”.

El concepto de pueblo se ha estudiado desde los romanos, que era un grupo ins­talado en la ciudad y que entró en el terri­torio al caer la monarquía. En cambio, el Senado eran las familias gentilicias origi­narias. Para Orlando Greco, el “populis­mo” es una doctrina que se ocupa de pro­teger los intereses del pueblo en su con­ junto, sin diferenciar entre clase obrera, pequeña burguesía y campesinos.

Hay muchas definiciones sobre ¿Qué es el pueblo?, pero vale la pena pregun­tarnos ¿Quién es el pueblo para los gober­nantes? Ya que, si el gobierno representa al pueblo, éste es aquel que en las demo­cracias puede votar, pues al gozar de liber­tades y derechos políticos, se diferencia de aquellos que por incapacidad cerebral, menores de 18 años, personas con proble­mas legales, no pueden emitir sufragio al­guno. Entonces pueblo será solamente aquel que le sirva como capital político a los líderes; característica primordial de los llamados demócratas en el pueblo.

La película de Luis Estrada hace recor­dar a “Los Olvidados” de Luis Buñuel, que retrata cómo la pobreza no se debe ro­ mantizar, la pobreza es cruel y en estos momentos hay personas que pelean en una familia por una pieza de pan. Muy le­ jano de las imágenes de Ismael Rodríguez en “Nosotros los pobres” y “Ustedes los ricos”, donde el objetivo es que los televi­dentes envidiemos la pobreza, porque eso nos garantiza ser buenos seres humanos.

“¡Qué viva México!” es una crítica al “pueblo bueno” tantas veces citado, pero tratado peyorativa y despectivamente co­ mo receptores pasivos, por no decir —nuevamente sin generalizar— parásitos. Esta película “no es un churro” como se afirma y sí es una fotografía del mismo di­rector que ridiculizó a expresidentes ante los aplausos de muchas personas que hoy despachan desde el poder. La obra maes­tra de Palacio Nacional. El discurso mani­queo entre el pueblo y los fifís; y de políti­cos corruptos que escuchan el canto de las sirenas de empresas mineras, que se enri­quecen una y otra vez.

Comunicólogo político, académico de la FCPyS UNAM y Maestro en Periodismo Político @gersonmecalco