Gustavo Mares
El momento por el que atraviesa la fiesta brava de nuestro país es complicado, no sólo por los ataques de los antitaurinos, sino también porque cada día hay menos jóvenes que tengan la ilusión por vestir de luces.
Aunado a lo anterior, la falta de promoción en cuanto a las novilladas en nuestro país deja mucho qué desear.
Son pocas las empresas que, sabedoras de la importancia de la renovación en la baraja taurina, montan a cabo festejos menores y es que no resulta sencillo dar novilladas por la cuestión económica.
Aún así, hay organizadores que invierten, algo que es muy diferente a ‘gastar’ en la confección de novilladas. Apenas el pasado fin de semana en la Plaza El Nuevo Progreso de Guadalajara, uno de los escenarios más im- portantes de nuestro país, se llevó a cabo el primer festejo de la campaña menor en el que Neyra y Garibay cortaron sendas orejas.
La actividad continuará este fin de semana en la capital de Jalisco, cuyo escenario fue remozado. Hasta iluminación inauguró el pasado domingo.
La primera novillada en la capital de Jalisco tuvo muy buen ambiente. Además, hay que consignar que el festejo se llevó a cabo con la grandeza que exige la fiesta brava, aún en sus épocas más complicadas.
Esto viene a colación, porque no muy lejos de Guadalajara, en la bonita ciudad colonial de Zacatecas, se lleva a cabo la tradicional feria. Desafortunadamente en materia taurina, los festejos no han llamado poderosamente la atención de los aficionados. Acaso por la polémica que surgió antes de la inauguración en la que un juez otorgó un amparo a una instancia civil para que no hubieran toros en Zacatecas.
Sin embargo, el empresario Pedro Haces, con su equipo de abogados, logró revertir la situación y abrió las puertas del escenario monumental, que desafortunadamente no ha registrado las buenas entradas que llegó a haber en otras emisiones del serial.
Hay que señalar también la desorganización que privó en alguna de la tardes en la empresa no tuvo conocimiento de que no habría banda de música, pues ésta había adquirido un compromiso con anterioridad.
Ese día se partió plaza sin el habitual paseíllo. Más tarde, durante el festejo, apareció una bocina y así, con una tarjeta USB se amenizó la corrida de toros.
La fiesta de los toros atesora muchas formas y simbolismos, que aún en épocas de crisis no se pueden dejar pasar por alto, como el caso de la música.
¿Por qué? Por una simple razón, lo que acontece en el ruedo es tan real, que un ser humano se encuentra en riesgo latente de perder la vida ante una fiera de más de media tonelada, por lo que una corrida de toros no puede convertirse jamás en algo improvisado.
La tauromaquia es de mucha grandeza, justo como la vida misma. En ese tenor, los hombres que se visten de luces para salir al ruedo merecen todo el respeto, no sola- mente de los aficionados en los tendidos sino de todas personas que giran alrededor del espectáculo taurino, pues de lo contrario pasarán de ser ‘héroes mitológicos’ a ‘simples asalariados’ a los que se les exigen resultados para cobrar un salario.
Para finalizar, la pregunta de la semana: ¿Quién se animará a dar una temporada grande en otro escenario que no sea la México?
www.torosyfaenas.com.mx / @Tavomares1