El verdadero problema

29, septiembre 2023

LUIS HUMBERTO FERNÁNDEZ

Nos gusta pensar que estamos en una época de gran desarrollo científico y humano, sin embargo, vivimos en un concepto torcido de progreso. En los términos neoliberales, pareciera que la humanidad va avanzando porque hay un iphone 15 que reemplaza a otro del año pasado y que seguramente será reemplazado por uno nuevo el año entrante; pero la realidad es que estamos en uno de los momentos más desafiantes de la humanidad en el que la inteligencia artificial está desplazando a los seres humanos de la actividad productiva y creativa.

Pero más allá de eso el saldo es aterrador, un estudio titulado “El declive del coeficiente intelectual mundial”, publicado en la revista holandesa Elsevier, demostró que las tasas de coeficiente intelectual están cayendo en muchos países desarrollados, lo que no augura nada bueno para la humanidad, ya que esta crisis de la inteligencia se asocia a una menor capacidad de resolver problemas, mientras, las máquinas se hacen cada día más inteligentes. Al mismo tiempo vemos otra gran progresión, ya que por primera vez en la historia de la humanidad tenemos a la generación con una menor expectativa de vida, de acuerdo con el estudio “Obesidad infantil, una pandemia invisible. Llamado urgente a la acción”, publicado por el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Chile; también somos la generación con menor actividad sexual que la anterior. Alrededor del 15% de los adultos entre 20 y 24 años no tienen pareja sexual desde los 18, de acuerdo con un estudio publicado en la revista “Archives of Sexual Behavior”, de la Academia Internacional de Investigación Sexual.

Estamos creando una generación de jóvenes que están cada vez más conectados a un mundo digital, confortablemente instalados en un mundo irreal, hiperprotegidos por sus padres, pero explotados por las industrias de la moda y el consumo. Los jóvenes hoy pasan más tiempo conectados en las redes sociales que socializando con personas reales. Diversos escritores han advertido este problema, por ejemplo, Arturo Pérez Reverte reconoció en una entrevista que los jóvenes están en inferioridad de condiciones ya que se les han quitado los mecanismos defensivos debido a esta conectividad instantánea a la que están acostumbrados. Por su parte, Agustín Laje en su libro “La generación idiota”, hace una crítica a este auge de la mentalidad adolescente que ha causado gran daño a la política y a la sociedad.

Sin embargo, todo esto no es responsabilidad de estas generaciones, nos debe de llenar de vergüenza ya que es lo que formamos, por un lado, una sociedad ultraprotegida muchas veces en el privilegio y, por otro lado, la ausencia del Estado que obliga a muchos a vivir en la violencia, el dolor y la soledad de forma cotidiana; nuestro mayor desafío, primero para educadores y para los liderazgos políticos, es reorientar el sentido de progreso hacia el humanismo. Hacer a las personas y no al mercado ni a las tecnologías el centro del concepto de lo que es avance. Esta generación ha fallado, vamos a entregar un mundo peor y una peor humanidad a las generaciones que vienen: menos inteligentes, más obesos, menos plenos, en una catástrofe ambiental y también podremos ser la generación que le dé en la madre a la democracia. Por lo anterior es necesaria una visión de izquierda contemporánea, que garantice y redefina el estado y las formas de hacer políticas centradas en lo humano.

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