La elección judicial hizo historia, pero no por buena: por lo desastrosa. Así quedó México tras el informe de la Organización de los Estados Americanos (OEA) sobre la pasada jornada electoral. La conclusión fue directa: este modelo no se recomienda para ningún otro país.
¿Y por qué importa lo que diga la OEA? Porque es un organismo regional, del que somos parte, que observa la calidad democrática de los procesos electorales en el continente. Sus misiones han acompañado votaciones desde EEUU hasta Bolivia.
¿Motivo del reproche? Los mismos que hemos advertido desde el inicio: camino improvisado, participación ridícula y resultados marcados por la sospecha.
De entrada, lo evidente: sólo votó el 12.9% del padrón. Es decir, 87 millones de mexicanos decidieron no participar. Además, uno de cada cinco votos fue nulo o se dejó en blanco.
JUECES DE ACORDEÓN
Antes de la elección, circularon listas con los nombres “que había que marcar”. Acordeones físicos y virtuales que llegaron a miles de manos. Luego vino el resultado… y qué casualidad: ganaron los mismos nombres. Casi todos afines al partido en el poder.
La OEA consideró que eso levanta “dudas razonables sobre la independencia del Poder Judicial frente al Ejecutivo”. Porque cuando ya sabes quién gana antes de votar, las elecciones pierden su sentido democrático.
Y el problema no fue sólo lo que pasó en las urnas, sino cómo se llegó ahí.
ENTRE PRISAS Y TÓMBOLAS
La reforma judicial fue aprobada a toda prisa y sin que muchos legisladores la leyeran. En menos de 24 horas, más de la mitad de los Congresos estatales la ratificaron. Los comités de selección, encargados de revisar perfiles, usaron criterios distintos. Unos pidieron ensayos. Otros, apenas realizaron entrevistas por 10 minutos o menos.
Uno de los comités, el del Poder Judicial, simplemente renunció. ¿El reemplazo? Una tómbola conducida por Gerardo Fernández Noroña. Literal: se sortearon los lugares sin siquiera evaluarlos.
Y así, con esa seriedad, se nos pidió elegir a quienes impartirán justicia en México.
ÁRBITRO SIN PRESUPUESTO
Pese a ser un proceso más complejo que una elección presidencial, el INE tuvo que organizar este caos con la mitad del presupuesto solicitado. Y sin tiempo suficiente. Incluso tuvo que suspender parte de la organización durante dos meses por una oleada de impugnaciones.
¿Resultado? Muchas menos casillas que en una elección federal. Además, se excluyó a sectores clave, como personas con discapacidad o personas en prisión preventiva. Y un padrón ciudadano que, en su abrumadora mayoría, simplemente decidió no acudir.
RESPUESTA: SOBERBIA
En lugar de escuchar las críticas, el gobierno reaccionó como lo sabe hacer: atacar al mensajero, no al mensaje. Claudia Sheinbaum le dijo a la OEA que “se guardara sus opiniones”. La Cancillería acusó que “se extralimitaron”.
¿El problema es el informe… o el desastre que documenta? La respuesta oficial no fue aceptar lo evidente, sino blindarse con la palabra “soberanía” para tapar las grietas de un modelo deficiente.
Tanto en México como en otros países, urge un mejor sistema de justicia. Pero si estas elecciones judiciales son la propuesta mexicana, la respuesta es directa: más dudas que certezas, más abstención que participación, más espectáculo que institucionalidad.
Y cuando la justicia se elige entre tómbolas, acordeones y abstención masiva… lo que se pierde no es un proceso. Lo que se pierde es la propia justicia.
EL DATO INCÓMODO
En los primeros tres meses de 2025, el desempleo aumentó en 18 de 39 ciudades, según el Inegi. Tapachula, en Chiapas, lidera con 4.7%. También subió en Durango y Ciudad del Carmen. ¿Señales de alerta económica?