En unos días, los mexicanos acudirán a las urnas. El 1 de junio, se votará para elegir un nuevo Poder Judicial de la Federación. En 19 estados habrá procesos para designar juzgadores locales. Y no sólo eso: Veracruz y Durango también elegirán presidencias municipales, regidurías y sindicaturas.
Aunque estamos lejos de una fiesta democrática. En muchas regiones, los candidatos no recorren plazas públicas, sino que se refugian. Se blindan. Renuncian. Porque en estas elecciones el crimen organizado también juega en las urnas.
PAZ A LA MEXICANA
La escena se repite en distintos puntos del país: candidatos pidiendo protección, partidos sustituyendo a quienes renunciaron, campañas suspendidas y amenazas firmadas con narcomantas. El México real. Uno donde la democracia aún se ejerce con miedo.
De enero a marzo de 2025, hubo 104 incidentes de violencia política en todo el país, según Integralia. La cifra incluye 50 asesinatos, 24 amenazas, 15 atentados armados, 11 secuestros y dos desapariciones. Guerrero y Morelos encabezan la lista de homicidios. Veracruz, Oaxaca y Morelos registran el mayor número de incidentes no letales.
En marzo, Data Cívica reportó un aumento del 25% en los casos de violencia político-criminal. Sólo ese mes hubo 50 incidentes. En Guanajuato, Sinaloa, Veracruz, Morelos y Guerrero la violencia no ha dado tregua.
CAMBIO DE ESTRATEGIA
La violencia política no sólo persiste, sino que también mutó. Ya no se trata únicamente de matar, sino de infiltrar, condicionar y decidir sin levantar sospechas.
Un dato inquietante emerge del análisis de Integralia: el crimen ya entendió que infiltrar es más rentable que eliminar. Es más efectivo poner candidatos a modo que asesinarlos. En algunos municipios, los partidos ni siquiera se dieron cuenta. En otros, fingieron no saber. Y otros más simplemente aceptaron.
Los métodos del crimen evolucionaron. Se puede cooptar con dinero, con amenazas veladas o con la simple omisión del Estado. El resultado es el mismo: comunidades enteras donde la política se decide entre lo que permite un cártel y lo que negocia un líder local.
CASO VERACRUZ
Las elecciones en Veracruz han terminado en campañas de miedo. Dos candidatos han sido asesinados, 57 pidieron protección y 33 renunciaron o fueron sustituidos, según datos oficiales.
Y mientras el OPLE y el gobierno estatal dicen que hay condiciones para votar, los hechos dicen otra cosa. Porque donde un candidato necesita escolta para visitar una colonia, lo que existe no es una campaña. Es una democracia derrotada.
NEGACIÓN
Mientras organismos como la ONU alertan sobre la intromisión criminal en las elecciones, desde el gobierno federal se minimiza el riesgo. Se asegura que todo está bajo control. Que el país está en calma. Que el proceso avanza.
Los partidos hacen como si nada pasara. Hablan de propuestas, hacen mítines, sacan spots. Pero en el fondo todos saben que hay regiones donde ya no compiten entre sí, sino contra un poder paralelo que impone condiciones, fija reglas y castiga la desobediencia con fuego.
El problema no es nuevo. Pero se sigue profundizando. En ciertas regiones puedes ser candidato… si el crimen organizado te deja. Ahí las elecciones están siendo definidas por balas. Las urnas estarán ahí. Pero en muchos municipios, la democracia ya perdió sin que se haya contado un solo voto.
EL DATO INCÓMODO
En Estados Unidos avanza la propuesta para cobrar un impuesto del 5% a las remesas enviadas a México. De aprobarse, Banamex advierte que este gravamen golpearía directamente a estados como Guerrero, Chiapas, Oaxaca y Michoacán, donde las remesas representan más del 10% de su economía. Mientras tanto, el gobierno federal y el Congreso apenas comienzan a reaccionar.