En este sexenio reciben menos transferencias educativas hogares más pobres

18, enero 2024

AIDA RAMÍREZ

Foto: Nóe Marure/Cuartoscuro.com

Un análisis del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) con los resultados de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) de 2016, 2018, 2020 y 2022, encontró que para 2016 y 2018, las llamadas transferencias educativas se otorgaron a las personas con padres con menos años de educación, pero esta situación cambió en 2020, y para 2022 “se acentuó la tendencia de transferencias pro-rico”.

En su estudio denominado Movilidad Educativa en México, ENIGH 2016-2022, ejemplifica que mientras que en 2016 estos hogares considerados pobres recibieron el 34% de las transferencias educativas, y en 2022 sólo recibieron el 18 por ciento.

También se señala que en 2022, a partir de los presupuestos de las entidades, las transferencias se concentran en las personas con padres con mayor educación que aquellos con padres con menos educación.

Cuando todavía en 2016 y 2018, según los datos de dichas ENIGH, asevera el estudio, el monto promedio de dichas transferencias fue mayor para las personas con padres con menos años de educación respecto a aquellos que tenían padres con más años de educación.

En este sentido, en 2016, los hogares con padres de escolaridad más baja recibían 34% de las transferencias educativas y los más altos apenas 8.0%; pero para 2020 la curva bajó drásticamente y los primeros recibieron 17% y los segundo alcanzaron 19 por ciento.

Al respecto, el CEEY considera que una política de transferencias monetarias para la educación que procure la movilidad social debe dirigirse con mayor intensidad a quienes presentan mayores desventajas.

Sin embargo, “la evidencia muestra que el esfuerzo para revertir los problemas de baja movilidad social y estratificación educativa se ha debilitado durante el periodo de análisis”.

Por lo que enfatiza que “si se destinan mayores recursos a quienes viven en desventaja económica y educativa, se reducirá la desigualdad de oportunidades entre la población y, por ende, habrá mayor movilidad social”.

En este sentido, cabe señalar que para 2020, casi el 50% de las transferencias educativas del país se concentraron en Ciudad de México y Estado de México, con 19.3% de la población escolar.

El Centro destaca que estos resultados se dan en el contexto de una escolaridad esperada para la población menor de 29 años de edad que se detuvo en 14.1 años de 2016 a 2018, y que a partir de ese momento descendió hasta llegar a 13.6 años de escolaridad en 2022.

En ese sentido, se señala que la llamada movilidad educativa se está estancando en el país, pues en el análisis del Centro de Estudios Espinosa Yglesias señala que entre 2016 y 2022, los jóvenes están alcanzando menos años de escolaridad que sus padres, pasando de 2.8 a 2.4 en promedio; además de que la proporción de personas que rebasa la escolaridad de los padres ha venido descendiendo desde 2016.

“Alrededor de 30% de los jóvenes se ha quedado sin avance con respecto a la escolaridad de sus padres”, subraya el estudio.

De igual forma, indica que entre 2016 y 2022, se redujo la proporción de jóvenes entre 18 y 24 años que tiene más años de escolaridad que sus padres de 72.3 a 68.2 %, “es decir, que experimentaron movilidad educativa ascendente. En el periodo mencionado, los jóvenes que alcanzaron menos escolaridad que sus padres (movilidad descendente) aumentaron de 17.9 a 20.5 por ciento”.

Por otra parte, y aunque se incrementó la probabilidad de alcanzar estudios universitarios para los jóvenes provenientes de hogares con padres con educación primaria o menos, los resultados del estudio señalan que ésta es aún cuatro veces menor que para los jóvenes que tienen padres con estudios profesionales.

El CEEY indica que estudios previos, señalan que un factor determinante de la desigualdad de oportunidades es la escolaridad de los padres; y en este sentido, ejemplificó que en sus análisis intergeneracionales con base en la Encuesta ESRU de Movilidad Social en México (la cual recolecta información de la población mexicana entre 25 y 64 años y de los hogares de sus padres), se encontró que las personas de padres con estudios profesionales tienen una probabilidad 13 veces mayor de alcanzar ese mismo nivel de estudios que aquéllas de padres sin estudios.

Para calcular la movilidad educativa para dos generaciones al interior de los hogares mexicanos, el CEEY utilizó la información de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), cuyo levantamiento realiza cada dos años el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

En el análisis se compara la escolaridad entre los jóvenes, de 18 a 24 años de edad, y sus padres, únicamente para aquellos que viven en el mismo hogar.