AIDA RAMÍREZ

Foto: Cortesía @SantiagoCreelM

El presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, Santiago Creel Miranda dejó en claro que en el país “no hay más moral política que la Constitución.

Al mismo tiempo cuestionó el que, después de una historia cruenta que ha vivido el país, ahora no se pueda dialogar para acordar sobre los temas principales que le agobian al país, ni en materia electoral, ni en lo tocante a la inseguridad y la corrupción, y además, se señala a quienes no piensan igual que el gobierno en turno.

Durante su intervención en la ceremonia por el 106 aniversario de la promulgación de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, en Querétaro, y tras hacer todo un recuento de lo que ha sido la vida política del país hasta llegar a la democracia y alternancia en el poder pidió a los actores políticos “rectifiquemos.

“Aún estamos a tiempo; no tenemos por qué repetir los errores del pasado.

La política es también conciliación de intereses encontrados.

Todos, absolutamente todos tenemos el derecho de defender nuestras creencias, ideologías y posiciones políticas”, señaló el legislador panista.

Y agregó que en ese sentido, el límite es la Constitución, los tratados internacionales, que también son ley de la nación, y por supuesto el respeto a la vida institucional.

Aseveró que en el país no hay más moral política que la Constitución, “esa es la mora de todos quienes somos servidores públicos, por lo que se debe desterrar diferencias y confrontaciones, principalmente las que hubieron en el pasado.

Ahora son tiempos de coincidir, de reconciliación”, por lo que criticó el hecho de que desde ahora se esté hablando de competencia electorales, con miras a los comicios para la Presidencia de la República, y por ello, señaló que “después vendrán tiempos para competir en la arena política electoral”.

Creel Miranda sostuvo que la falta de dialogo se extiende, también, a los asuntos fundamentales para el bienestar de la nación, pues señaló el desacuerdo existente en el combate a la violencia, la seguridad pública, sobre la cuestión social, económica, la impunidad y la corrupción.

“A pesar, y muy a pesar de que estos asuntos están acordados en la constitución.

Algunos de ellos, inclusive desde 1917, y sin embargo el desacuerdo prevalece no en los fines que persiguen las normas constitucionales, sino en los medios para darles cumplimiento, ahí es donde está el gran reto que tenemos los mexicanos”, subrayó.

Pero además, advirtió que “es un gran equivoco pensar que los problemas del país pueden resolverse con ordenamientos constitucionales que no se cumplen, o peor, con cambios a la Constitución o a las leyes, como si por el mero hecho de reformar una norma, la realidad en automático cambia”.

Reconoció que cada administración busca dar solución a los problemas que enfrenta el país mediante la realización de su propio proyecto de gobierno, “ese es el sentido de la alternancia, para eso sirven las elecciones, pero ese proyecto invariablemente debe estar contenido dentro de la Constitución”.

Asimismo, señaló que el pueblo es y siempre ha sido muchos Méxicos, no solo uno y menos uno homogéneo, pero indicó que el principio democrático es que la mayoría decide, y “de eso no hay duda y no hay debata, la cuestión es cómo decide, si incluye o no a quien piensa distinto, porque al excluirlo se deja fuera parte del pueblo, se mancilla la soberanía.

Por ello, sostuvo que el reto de esta generación “es encontrar a través del diálogo político la unidad dentro de esta basta pluralidad, no a través de una visión única, eso contradice la esencia de nuestra democracia.

“Quienes nos precedieron hicieron constituciones innovadoras, la primera de dimensión social, nadie lo debate, todo esto es cierto pero, y este pero es exacto porque su cumplimiento cabal ha sido el meollo de nuestra historia constitucional”, insistió.

Santiago Creel, quien también aspira a ser candidato del PAN a la Presidencia de la República recordó lo que ya advertía el liberal José María Lafragua, en el siglo 19, “si la Constitución ha de ser una verdad, es preciso que no contenga promesas sino preceptos, no una esperanza en el porvenir, sino una real para el presente; no principios puramente teóricos, sino disposiciones que puedan realizarse de lo contrario haremos un hermoso libro de derecho político pero no la carta fundamental de la República”.

Por ello, puntualizó, hoy más que nunca es hora de dialogar, para hacer realidad nuestra Constitución, para aplicarla, ejecutarla, para que en esos medios se puedan convenir los grandes acuerdos de la nación y que se traduzcan en el bienestar social del pueblo de México. “Esa es la mejor manera de honrar nuestra Constitución de 1917”, señaló.