Entra uno, sale otra

24, agosto 2022

CUCHILLITO DE PALO

Catalina Noriega

Sigue imparable la demencia de este Régimen. De escándalo en escándalo, de estulticia en estulticia, nubla la mente de la población, envolviéndola en asuntos creados para desviar la atención de la realidad que nos agobia.

Sale Rosario Robles de su injustificada prisión y entra Jesús Murillo Karam a una celda de rejas muy débiles. Un par de espectáculos para atizar el fuego del circo diario de palacio nacional, con el que se espera seguir nulificando a la oposición, enlodándola y exhibiéndola como hacedora de todos los males.

Porque ahora resulta que, el exprocurador general de la República, “desapareció a los 43 estudiantes de la Normal Isidro Ayotzinapa”, torturó a quienes habían resultado culpables de esos crímenes y obstruyó una investigación que le dio la vuelta al mundo.

Ni Robles ni Murillo Karam son un par de angelitos, pero, las acusaciones en su contra claramente son montajes politiqueros que los convierten en presos políticos. Si querían sujetarlos a proceso, tendrían que haber tenido la honradez de hacer investigaciones probatorias de los presuntos delitos cometidos por estos servidores públicos.

Sin pies ni cabeza, unos ministerios públicos a los que los jueces han tenido que reconvenir, se presentaron en los tribunales titubeantes, en pocas palabras, “armados bolas”. Fue tan obvia la falta de preparación y conocimiento del tema, que los juzgadores les llamaron la atención, tanto en el caso de Robles como en el de Murillo, a pesar de que en cuanto a Rosario había consigna de encarcelarla a como diera lugar.

Le tocó a Alejandro Encinas hacer el papelazo de salir a dar la nueva versión de la tragedia de los normalistas, informe que en muy poco cambia la verdad histórica, a la que tanto se ha criticado.

A los jóvenes los asesinaron sicarios del cártel de Guerreros Unidos, con la colaboración de policías municipales. ¿Que fue un crimen de Estado? Para treparlo a esa categoría, ahora se involucra a militares y se habla de un “complot” de personalidades oficiales que armaron la “conjura” de la verdad histórica.

En la lista no se mencionan ni a quien era el mandamás de las Fuerzas Armadas, General Cienfuegos, ni al jefe de la base naval de Guerrero, Almirante Ojeda, actual secretario de la Marina. La selectiva nómina de culpables incluye a quien no es del agrado del señor Gertz Manero, como Omar García Harfuch, secretario de seguridad pública de la CDMX.

Ya respingaron varios de ellos y declararon que todo es un tongo creado por la imaginación de esta 4T, que fabrica chivos expiatorios al gusto, mientras cubre con el manto de la impunidad a la serie de sátrapas que infestan su desgobierno.

O, ¿ha habido un juicio a los culpables de la caída de la Línea 12 del metro? ¿Y los tantos muertos del huachicolazo de Hidalgo, a poco de entrar? ¿Y el facilitarles a los capos el apoderamiento de enormes regiones del país? ¿Y las corruptelas de Pío, de más de una parienta de AMLO, las falsedades de las declaraciones patrimoniales de sus funcionarios ¿Y el haber dejado libre a Ovidio, o los miles de millones que se esfumaron en Segalmex y encima premiar a su director, Ignacio Ovalle, con otra chamba? Los horrores y la podredumbre de quienes se dicen los mesías del cambio, tarde o temprano saldrán a la luz pública.

En el ínterin, intentan exhibir a priístas y panistas como el non plus ultra de la podredumbre, mientras las ratas morenacas se enriquecen.

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