Mientras México lidia con problemas económicos, gusanos barrenadores y crisis de desabasto, la presidenta Claudia Sheinbaum decidió abrir otro frente: demandar al abogado de Ovidio Guzmán por difamación.
Un abogado que ni siquiera tiene asuntos en tribunales mexicanos logró que el Estado entero -desde Ernestina Godoy, senadores y hasta Durazo– saliera a responderle.
La escena fue la misma que en tiempos de AMLO: blindar la investidura presidencial a cualquier costo, aunque éste sea mantener en la conversación pública las acusaciones de que su gobierno protege a facciones del Cártel de Sinaloa.
Qué semanas tan complicadas para el gobierno de Claudia Sheinbaum. Y vamos a mitad de año.
EL CHANTAJE
Mientras el país es testigo de un pleito de micrófonos contra el abogado de un capo, Donald Trump avanzó con un combo de amenazas económicas que pocos se atreven a llamar por su nombre: chantaje.
Primero, un nuevo arancel del 30% a todas las importaciones mexicanas, con la excusa de que México no hace lo suficiente para frenar el flujo de fentanilo. Después, el tiro dirigido: un arancel extra del 17% al jitomate, producto estrella de nuestra exportación agrícola. Y por si no quedaba claro quién manda, el cierre exprés de la frontera al ganado mexicano por un brote de gusano barrenador. Sheinbaum calificó esa medida de “exagerada”.
Pero Trump no necesita razones técnicas. Le basta con un pretexto para mostrar quién manda.
Ese es el legado incómodo del sexenio pasado: un gobierno que dejó abiertas todas las grietas. La liberación de Cienfuegos, los ataques a la DEA, los abrazos a los cárteles y la diplomacia de concesiones. Ahora, Trump cobra factura. Y Sheinbaum tiene que pagarla.
LA DENUNCIA
Los operadores de Palacio dicen que la denuncia contra Jeffrey Lichtman es una señal de firmeza. Que “nadie insultará a la Presidenta sin consecuencia”. Pero mientras se hace ruido con un litigante, México perdió margen de maniobra ante Washington.
La carta de Trump fue clarísima: “O redoblas esfuerzos o te castigo con aranceles que desangran tu economía“.
En este escenario, Sheinbaum está entre la espada trumpista y la pared obradorista. No puede reconocer que la estrategia de “abrazos, no balazos” hizo más fuertes a los cárteles. No puede decir que la política sanitaria facilitó que un gusano se convirtiera en pretexto para bloquear exportaciones. No puede admitir que el propio AMLO, que tanto criticó el intervencionismo, terminó regalando terreno.
Mientras tanto, la presión crece. El 1 de agosto inician los aranceles. Las exportaciones automotrices y agroindustriales tiemblan. Las cámaras empresariales viven en temor e incertidumbre.
EL DILEMA
¿Vale la pena rebajar la investidura presidencial para contestar provocaciones de un defensor de narcotraficantes? ¿O sería más útil enfrentar la realidad de que la política de concesión terminó siendo rendición?
Por ahora, el escenario es claro. México no puede regresar a los viejos tiempos de sumisión automática ante Washington. Pero tampoco puede permitirse seguir jugando al orgullo nacionalista mientras la economía se tambalea y la frontera se cierra.
Sheinbaum tiene dos opciones: convertir su enojo con un abogado en estrategia real contra el crimen y blindar nuestra economía contra chantajes arancelarios. O seguir atrapada en esa frontera invisible entre la herencia obradorista que la limita y un Trump que no va a aflojar.
EL DATO INCÓMODO
Karla Estrella, ama de casa, fue sancionada con 30 días de disculpas públicas, multa, cursos de género y 18 meses en un padrón de violentadores. Todo por un tuit donde cuestionó la candidatura de la diputada DATO PROTEGIDO del PT. Así se castiga la crítica incómoda.



