Entre rezos y guisos, Xochimilco revive las posadas

Asisten hasta mil personas, donde la comida tradicional simboliza la convivencia y el gusto por compartir



El inicio de las posadas marca uno de los momentos más significativos del calendario comunitario en el pueblo originario de San Luis Tlaxialtemalco, en Xochimilco, donde vecinos y familias se organizan desde días antes para mantener viva una tradición que convoca a cientos de personas.

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Desde temprano, el aroma de los guisos anuncia la fiesta. En enormes cazuelas se preparan frijoles refritos, arroz, salsa y mixiotes de pollo; tan solo para esta primera posada se destinan alrededor de 600 a 700 kilos de pollo, además de sopa de espagueti. Para el desayuno, la comunidad ofrece atole y hasta mil cocoles, mientras que por la noche, tras el rosario, se reparte té con pan y dulces tradicionales.

La celebración es posible gracias al trabajo colectivo de la agrupación Cri Cri, integrada por alrededor de 100 familias que, mediante cooperaciones y apoyo mutuo, hacen posible que cada año una familia distinta sea anfitriona. La elección del posadero se realiza por sorteo, a partir de una lista que se forma con meses e incluso años de anticipación.

“Entre todos nos ayudamos, nadie carga solo con el gasto”, explican los organizadores, quienes destacan que la preparación comienza prácticamente todo el año, almacenando insumos que no se echan a perder y coordinando a las cocineras del pueblo.

Más de tres décadas de historia viva

Para doña Martha González Sánchez, de 84 años, participar en las posadas es una labor de vida. Desde hace 36 años ha sido parte de la organización, primero cocinando y ahora supervisando. “Antes veníamos con nuestros hijos pequeños, hoy ya están los nietos. Yo nunca me he salido de esta unión”, relata con orgullo.

Las posadas, recuerda, eran sencillas: misa, canto y, si alcanzaba, algo de colación. Hoy han crecido sin perder su esencia comunitaria.

El centro de la celebración es el Niño Jesús del pueblo, una imagen con más de 50 años de historia que recorre las casas durante las posadas. Cada noche es recibido con rezos, cantos y alimento, hasta regresar a la iglesia el 24 de diciembre, cuando todo el pueblo lo arrulla en una emotiva procesión que culmina con la misa de Navidad.

Para habitantes como Graciela Flores, las posadas no solo preservan la fe, sino que transformaron al pueblo. “Antes había divisiones y pleitos; las posadas unieron a la gente. Hoy convivimos todos”, afirma.

Así, en San Luis Tlaxialtemalco, las posadas no son solo una celebración decembrina: son un acto de memoria, identidad y reconciliación que año con año vuelve a reunir al pueblo alrededor del alimento, la fe y la convivencia.