Escalada violenta sin límite

21, diciembre 2022

CATALINA NORIEGA

Asesinaron y le sacaron del vientre a su bebé, a una joven mujer embarazada en Veracruz. En otra entidad, un tipejo ahorcó a su pareja y quemó su cuerpo. Han masacrado a niños, aumentan los feminicidios, los delitos son cada vez más sanguinarios y crueles y no pasa nada. Un gobierno ciego encubre la realidad con la estulticia de los “abrazos y no balazos”.

La violencia tiene causas y son muchas las instituciones que las señalan. Hace un par de años la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, postuló 7 premisas del porqué en nuestro país, está desbocada. 

Lo primero se refirió a la corrupción y el crimen organizado. Somos uno de los enclaves más corruptos del globo y el compromiso de AMLO de acabar con esta plaga, no sólo ha sido estéril, sino que en el ranking mundial ascendimos en los negativos. El crimen organizado ocupa más regiones del territorio, cuenta con una mayor cantidad de políticos de todos los niveles a su servicio y se maneja a sus anchas, en vista de la absoluta falta de confrontación por parte de un gobierno irresponsable, omiso.

Las bandas refinan sus extremos de barbarie, en esa irracionalidad producto del entrenamiento y las adicciones de sus sicarios, despojados de cualquier código moral. 

La injerencia de las Fuerzas Armadas, en segundo término, propician más violaciones a los Derechos Humanos, Los soldados no se educan para pelear contra la inseguridad, sino que sus fundamentos son por completo diferentes a los del ámbito civil. Se les inculca la materia de Derechos Humanos, pero todavía está lejos de lo que es su esencia, la que los lleva a actos de suma brutalidad, incluida la tortura. 

Tampoco ayuda el triste papel que juegan los ministerios públicos, un alto porcentaje por incapacidad, ignorancia o valemadrismo y el otro por corrupción. 

Aunque algo se han apaciguado, las autodefensas son otro conflicto. Surgieron frente a la incompetencia de las autoridades para proteger a loa población, pero un buen número de ellas se han transformado en grupos criminales violentos. 

Tampoco las fuerzas privadas de seguridad colaboran a la pacificación. Las grandes empresas echan mano de este recurso que acaba volviéndose una fuente de violencia. 

La desigualdad es uno de los peores azotes de la humanidad y en México es fuente inacabable de resentimientos, odios, conflictos emocionales. Con casi la mitad de los habitantes en condición de pobreza, mientras la riqueza máxima se acumula en un porcentaje ridículo, la clase media tiende a descender un escalón. Mucho habla de Izquierda este régimen, pero lo único que se le ha visto al tabasqueño es la protección impúdica de algunos favorecidos millonarietes. 

La impunidad debería de hacer sonar las alarmas del Estado. La proporción de delitos que llegan a proceso es peor que mínima y el castigo a los malhechores es menos que raquítico. Cualquiera que cometa una transgresión a la ley puede estar tranquilo: difícilmente caerá en manos de la justicia. Es esta impunidad la que propicia el alza constante en la cifras rojas y negras de las extorsiones, los homicidios dolosos, las desapariciones, trata de personas, los robos y asaltos, etcétera. 

De lo más dañino el tráfico de armas que, proveniente de Estados Unidos, alimentan la demencia del crimen organizado.

Mientras este gobierno no analice la realidad de lo que está provocando esta violencia ilimitada, seguiremos a peor. Triste futuro.

catalinanq@hotmail.com  @catalinanq