Este fin de semana, el Bosque de Aragón fue escenario del Festival Ethérea, un evento que transportó a los asistentes a épocas medievales y tierras nórdicas, con una mezcla de música, combates, hidromiel y vestuarios impresionantes. Por primera vez en esta sede, el festival reunió a decenas de familias, artesanos, artistas y fanáticos de la cultura vikinga y celta.

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“Muy buenas tardes, yo soy Aaron. Como tal soy desarrollador, pero hoy vengo como caballero”, compartió con entusiasmo uno de los asistentes. Junto a sus amigos, disfruta de la elaboración de disfraces. “Empezamos viniendo con miedo y ahora vamos a cuatro o cinco eventos al año”, dijo.

Entre los participantes estaba Abraham, comerciante de productos de belleza y apasionado de la fantasía: “Es un estilo de vida. Me encantan los guerreros vikingos que preferían morir en batalla”. Acompañado por su familia, mostró orgullo por integrar a sus hijos en esta experiencia.

La diversidad del público fue notable. Claudia Ávila, también comerciante, destacó cómo este mundo fantástico conecta con la naturaleza y la lectura, valores que comparte con sus hijos. “Nos gusta cómo se ve, el estilo, y lo que representa”. El evento también reunió a artesanos como Carol y Baldur: “Nos enamoramos en un festival vikingo y desde hace 17 años vivimos con pasión esta cultura”, contaron.

El festival cerró con un altar ceremonial a Odín, presentado por la agrupación Tunxsol, en honor a su décimo aniversario. Tallados, runas y símbolos completaron una jornada donde la mitología, la historia y la comunidad se unieron en una celebración única.