¿Igualdad sustantiva?  

La igualdad sustantiva en México enfrenta barreras como el autoritarismo y el presidencialismo, que afectan tanto la vida cotidiana como la política.



El concepto de igualdad sustantiva  se empleó por primera vez  en 2004 por el Comité para la Eliminación de la Discriminación Contra la Mujer (CEDAW), en respuesta a que la igualdad legal  o  de jure no resuelve la práctica de normas sociales y las actitudes populares, donde anida el machismo, la discriminación y la desigualdad.

Si la  ley es insuficiente para que la igualdad sea un hecho material y vivido por las mujeres. Decir sustantiva ¿Qué hacer?

“La igualdad sustantiva supone la modificación de las circunstancias que impiden a las personas ejercer plenamente sus derechos” dice la ONU.  En México esas circunstancias están arropadas por el arraigado discurso del poder, el autoritarismo y  el presidencialismo que incide desde el hogar más sencillo hasta la práctica política y la violencia institucional. 

Para la igualdad sustantiva se necesitan  tres cosas: medidas estructurales, legales y de política pública, más una revolución cultural, no moral, en todos los frentes. Desafío fenomenal.

La iniciativa de  igualdad sustantiva, que entrará  en la Constitución antes de fin de año, enviada al Congreso por la presidenta Claudia Sheinbaum  Pardo,  sin duda, es algo positivo, aunque  se trate de un ideal o una aspiración. Lo que sigue es tomar medidas complejas y estructurales, modificar un problema social e histórico, que necesita  dinero y  educación.

Las feministas decimos hay que modificar al  sistema patriarcal, arraigado profundamente en el modo de comportamiento, por encima  del progreso en  las leyes, los protocolos y las  políticas públicas. De otro modo no se entendería que a pesar de los cambios en muchas leyes, persiste la exclusión, la discriminación y la violencia contra las mujeres. 

En 1976 se decretó constitucionalmente  la igualdad entre hombres y mujeres;  en 1981  la no discriminación; en 2011 se ampliaron los derechos humanos, no obstante, los últimos 6 años dejaron  6 mil feminicidios y decenas de violencias; persistió  la impunidad y el reparto de dinero, enorme desde  la administración de Carlos Salinas de Gortari, confirmó que  no “empodera” a las mujeres. Aunque las controle. 

En 2024 dijo la presidenta 150 mil mujeres no tienen derechos agrarios, a pesar del 27 Constitucional(1917)  y las trabajadoras abandonan sus lugares de desempeño, debido a  ambientes laborales tóxicos, contra la Ley Federal del Trabajo de 2019. Hay acciones  concretas que ayudan, como toda  la legislación creada  en los últimos 50 años. ¿por qué no serviría decretar la igualdad sustantiva? 

Incluirla en la Constitución ¿ parece inútil?. No lo es. La ley es reclamable y a veces pedagógica. Entre 1976 y 2024, honestamente, las cosas cambiaron. No como quisiéramos, debido a  la misoginia persistente, como la actitud de  médicos cristianos negados a cumplir con el aborto legal. 

Una presidenta con toda la fuerza del estado podría  desarrollar estrategias para que la igualdad sea un hecho material en la vida cotidiana de  las mujeres, si renuncia al “feminismo populista”. Propongo emprenda una campaña inmensa dirigida a modificar las normas sociales de  reglas informales de pensamiento, creencias, valores, costumbres, tradiciones y conductas. La llamo a irrumpir la cultura patriarcal. Un desafío inalcanzable  aunque lo diga la Constitución, si no hace algo. 

Urge una cruzada de información; cambios reales en la educación pública; dejar de usar los medios públicos  para propaganda, transitar del uso de  símbolos como los jueves de las mujeres, las becas Rita Cetina; que presidenta es con “A”, e ir  mucho más allá, rescatar el dinero para capacitar masivamente, para transversalizar el género, controles a los conservadores y quitar los privilegios a las iglesias católica y evangélica; acotar el poder militar. Así  podría comenzar. Veremos

*Periodista, editora de Género en la OEM  y directora del portal informativo http://www//semmexico.mx