Intervencionismo: resignación, confrontación o cooperación

México ante el intervencionismo de EEUU: análisis de la creciente presión y tres posibles respuestas: sumisión, ruptura o negociación



Señal: intervencionismo de EEUU en México. Tendencia: intensificación.

En las últimas semanas, la administración de Donald Trump ha intensificado su discurso contra los cárteles mexicanos, designados ya como organizaciones terroristas, con amenazas de llevar a cabo operativos en territorio mexicano sin el consentimiento del gobierno. Esta postura, justificada como una estrategia de seguridad nacional, representa un punto de inflexión en la relación bilateral, reavivando un nivel de intervencionismo que no se había visto en décadas.

A esto se suman las recientes declaraciones de Ismael el Mayo Zambada exigiendo su expatriación a México y amenazando con desestabilizar aún más la relación bilateral, sin dejar claro cómo pero abriendo la puerta a especulaciones sobre intercambio de información comprometedora para actores clave en nuestro país.

Más allá de las declaraciones, las acciones ya han comenzado. En la frontera, se han reportado vuelos de vigilancia militar, y en Washington, legisladores han impulsado propuestas para autorizar el uso de la fuerza contra el crimen organizado en México. Estos movimientos reflejan una tendencia creciente: la intensificación del intervencionismo estadounidense en América Latina con una narrativa de seguridad y lucha contra el narcotráfico.

Históricamente, las intervenciones unilaterales de EEUU han generado inestabilidad en los países afectados. Si la presión estadounidense sobre México sigue escalando, el país podría enfrentarse a una de tres rutas posibles, cada una con impactos distintos en la seguridad, la diplomacia y la economía.

POSIBLES ESCENARIOS FUTUROS

Intervención unilateral y crisis de seguridad

EEUU decide actuar sin el consentimiento de México, llevando a cabo operativos militares en territorio mexicano, bajo el argumento de la lucha contra el narcotráfico. Casos como la operación contra Osama Bin Laden en Pakistán (2011) o la intervención en Panamá (1989) muestran que tales acciones pueden debilitar la soberanía de un país intervenido, generar represalias violentas y dejar un legado de desconfianza duradero. En este escenario, México podría quedar atrapado entre la presión externa y la violencia interna, con una crisis diplomática que debilite su posición internacional.

Confrontación y blindaje soberano

En respuesta a la amenaza de intervención, México podría anticiparse con una postura de ruptura con EEUU, disminuyendo la cooperación en seguridad y buscando aliados alternativos para contrarrestar la presión estadounidense. La reforma constitucional propuesta en los últimos días para criminalizar la intervención unilateral de agentes extranjeros va por este camino. Aunque esto podría fortalecer la autonomía del país, también podría generar represalias económicas y aislamiento internacional.

Negociación y redefinición de la cooperación

México podría seguir intentando una salida diplomática, negociando con EEUU un nuevo marco de cooperación en seguridad sin comprometer su soberanía. Casos como el Plan Mérida o los acuerdos de seguridad entre EEUU y Colombia han demostrado que el trabajo conjunto puede ser efectivo sin llegar a la injerencia militar directa. Sin embargo, este escenario también implicaría concesiones por parte de México, como endurecer sus políticas de seguridad interna o aceptar presiones en materia migratoria y comercial.

Conclusión: un momento crucial para la relación bilateral

La relación entre México y EEUU está entrando en una fase crítica. Si bien el discurso de Trump parece seguir la lógica de su primer mandato, la escalada en acciones concretas sugiere que esta vez la amenaza de intervención es real. La decisión sobre cómo responder definirá no solo el futuro de la seguridad en México, sino también su posición en el escenario global.

El dilema es claro: resignarse a la intervención estadounidense, desafiarla frontalmente o encontrar una vía de negociación. En cualquier caso, el margen de maniobra de México es cada vez menor, y la ventana de oportunidad para actuar estratégicamente se está cerrando rápido.

Guillermo Ortega Rancé
@ortegarance