Jornada de 40 horas: la reforma que descansa

La reforma para reducir la jornada laboral a 40 horas se propuso en 2022 y fue aprobada en comisión en 2023, pero desde entonces no ha avanzado



Fue una reforma de casa. Compromiso de gobierno. Aplauso seguro en foros laborales. Pero en los hechos, la propuesta de la jornada laboral de 40 horas semanales sigue sin votarse y sin aplicarse. Porque en México, trabajar menos es una idea que se aplaude en público, pero se congela en privado.

La reforma lleva décadas esperando. Pero fue en 2022, cuando la diputada Susana Prieto (entonces de Morena) propuso la iniciativa que marcó agenda. Pretendía cambiar el artículo 123 constitucional para reducir la jornada de 48 a 40 horas semanales. En abril de 2023, la Comisión de Puntos Constitucionales la aprobó con 25 votos a favor. Ahí debió avanzar. Pero no ocurrió.

La promesa se mantuvo en campaña. Claudia Sheinbaum la incluyó en sus 100 compromisos de gobierno, anunciados en el Zócalo el 1 de octubre de 2024. Ricardo Monreal aseguró que se aprobaría como “regalo navideño”. No pasó.

Hoy, abril de 2025, la iniciativa sigue sin llegar al pleno. No por falta de tiempo. Por falta de compromiso.

LOS INTERESES

Los intereses contrarios no están en la oposición. Están en casa.

Pedro Haces, diputado de Morena, ha sido uno de los principales críticos internos. En octubre de 2024 dijo que “los trabajadores quieren ganar más, no descansar más”, argumentando que la reducción podría generar inflación y afectar la economía.

Más adelante prometió apoyar la reforma, pero solo si se permite a los trabajadores “elegir” trabajar más. Flexibilidad forzada, la llama el sector privado. Retroceso maquillado, lo llaman los sindicatos.

En teoría, es una iniciativa apoyada por el oficialismo. En la práctica, hay morenistas empujando en sentido contrario.

DEBATES

Desde 2023 se han realizado parlamentos abiertos y foros. La Secretaría del Trabajo (STPS), con Marath Baruch Bolaños al frente, organizaría otras. En febrero de 2025 se habló de programas piloto, de transiciones graduales y de consensos por construir.

Hoy las cámaras empresariales piden tiempo. El gobierno ofrece gradualidad. Los trabajadores piden justicia laboral. Y la reforma sigue en pausa.

La pista empresarial está ahí, aunque no se diga. En 2023, Carlos Slim, Coparmex y varios organismos empresariales se opusieron abiertamente. Dijeron que la reforma aumentaría costos, afectaría a las Pymes y dispararía la informalidad. Nadie de Morena los ha querido desmentir.

HORAS DE TRABAJO

La OCDE lo dice todo. En 2024, México registró 2 mil 207 horas trabajadas por persona. El promedio del organismo fue de mil 742. Alemania, por ejemplo, promedió mil 363 horas. Y aun así, produce cuatro veces más.

México no es productivo porque trabaje mucho. Es improductivo porque no moderniza. Según datos de 2018, México tenía una productividad de 20/100, frente al promedio OCDE de 50/100. Reducir la jornada no es un lujo. Es un paso para corregir un sistema roto.

El Frente Nacional por las 40 Horas, junto con sindicatos y organizaciones laborales, ha exigido su aprobación inmediata. La OIT la respalda. El PT, aliado de Morena, insiste en que es una reforma necesaria para cerrar la brecha con países más justos.

Pero el sector privado sigue marcando el ritmo. Y el gobierno, en lugar de empujar la agenda laboral, negocia su calendario. La Presidenta dice que el consenso es el camino. Pero el consenso no significa equidad. A veces, consenso significa que los poderosos decidan cuándo sí y cómo.

Trabajar menos horas con el mismo salario era una de las banderas más populares del nuevo gobierno. Hoy, esa bandera está doblada en el cajón de las reformas incómodas. Y la jornada de 40 horas… sigue descansando.