La abogada del diablo

Claudia Sheinbaum enfrenta su primer dilema de poder: defender al obradorismo o marcar distancia frente a los escándalos.



La presidenta Claudia Sheinbaum quiere dejar su huella propia, pero todavía carga con las herencias del obradorismo. De nueva cuenta ha tenido que ponerse en modo defensora de oficio. Porque si no sale a dar la cara, el golpe pega directo a Morena.

Sheinbaum parece confiar en su capital político para meter las manos al fuego por personajes que en otro contexto serían indefendibles.

Pero también el contraste es inevitable. Cuando se trata de alguien ajeno, basta una sospecha para acusarlo de “traidor a la patria”. Pero si es alguien del movimiento, entonces “hay que esperar las pruebas”.

ADÁN AUGUSTO

El caso más sonado es el de Adán Augusto López. Su exsecretario de Seguridad en Tabasco, Hernán Bermúdez, está hoy preso por delincuencia organizada, luego de meses prófugo.

En diversas ocasiones, Sheinbaum ha salido al quite: “No hay nada en este momento que lo incrimine”, dijo la semana pasada.

Y sin pruebas, dijo que AMLO fue quien pidió retirarlo del cargo a finales de 2023, cuando las alertas ya estaban en el aire. Pero insistió en que, mientras Adán fue gobernador, la incidencia delictiva bajó.

El detalle es que la narrativa de García Luna se les volteó: ahora hay un Bermúdez acusado de secuestro exprés, extorsión y delincuencia organizada, y su jefe político asegurando que “no sabía nada”.

Y nótese esa necesidad de desmarcar también a López Obrador, pero no cuadra. Tras el escándalo de las filtraciones de Guacamaya Leaks se le hizo saber al expresidente en una mañanera de esta relación. La negó y criticó a los medios “por difundir mentiras”.

LOS HIJOS DE AMLO

Luego vino el episodio más extraño: los amparos fantasma a nombre de Andrés Manuel y Gonzalo López Beltrán, para evitar cualquier orden de aprehensión.

Andy negó todo y acusó al “hampa del periodismo” de inventar. El abogado cuyo nombre apareció en los trámites denunció usurpación de identidad.

Sheinbaum también tomó la defensa: “Es evidentemente una campaña de calumnias y desprestigio”.
Pero ahí está el expediente de la FGR que, según Latinus, menciona cuatro veces a los López Beltrán en la trama del huachicol fiscal.

La Presidenta insiste en que son calumnias, aunque los nombres de los hijos del expresidente ya quedaron embarrados en el mayor fraude de la historia reciente.

LA DIPUTADA INCÓMODA

El tercer frente fue la diputada federal Hilda Brown, sancionada por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos por presuntos vínculos con Los Mayos, facción del Cártel de Sinaloa.

Sheinbaum aseguró que la UIF no encontró pruebas suficientes para congelar sus cuentas. “No vamos a proteger a nadie”, dijo. Sin embargo, no se comprometió a investigar más a fondo.

Contrasta con la contundencia del comunicado del Tesoro: durante su gestión como alcaldesa de Rosarito, Brown habría permitido que operadores del cártel controlaran dependencias municipales y cobraran extorsiones. Aun así, la diputada sigue en funciones.

DEFENDER O DESMARCARSE

En cada uno de estos casos la presidenta Claudia Sheinbaum prefiere aparecer como garante del debido proceso, no como verdugo. Pero a veces parece más abogada del diablo que jefa de Estado.

Porque mientras Sheinbaum se empeña en defender a sus correligionarios, no se ve esa misma paciencia ni presunción de inocencia para los críticos.
Y ahí está el dilema: decidir a quién se protege… y a quién se deja caer cuando se representa al Estado.

EL DATO INCÓMODO

Desde Tabasco, Claudia Sheinbaum presumió que la refinería de Dos Bocas “opera al 100%”. Pero Pemex reporta otra realidad: en julio apenas produjo 156 mil barriles diarios, el 45% de su capacidad total.
La narrativa supera, otra vez, a los datos.