ARACELY MARTÍNEZ
Fotos: Aracely Martínez
Alberto Marín Solís, un agricultor con más de 40 años de experiencia en la siembra de flores, ha convertido su amor por la tradición del Día de Muertos en un negocio próspero en Atlixco, Puebla. Su técnica la aprendió de su padre para cultivar dos de las flores más icónicas de esta festividad: la flor de terciopelo y el cempasúchil.
Alberto busca preservar las costumbres de su tierra. A lo largo de los años, ha perfeccionado su proceso de siembra para asegurarse de que sus flores estén listas y en su punto máximo de belleza para el 1 y 2 de noviembre.
La siembra de estas flores, que antes solía hacerse en mayo, ahora comienza el 3 de julio y durante este proceso, es necesario estar alerta para prevenir plagas y rezar para que no haya granizadas que puedan dañar sus cultivos y como pasó en este año, pedir que llueva para que sea más próspera la cosecha.
Explica que cultivar la flor de terciopelo requiere de un cuidado constante para asegurarse de que crezca correctamente. La de cempasúchil, en cambio, es un poco más delicada y da un poco de más trabajo cosecharla, sin embargo nos esforzamos para tenerla lista, ya que es la preferida de las personas por su distintivo aroma.