GUSTAVO MARES
Terminó la Feria de San Isidro en la plaza de Las Ventas de Madrid, donde hubo presencia mexicana de cuatro toreros.
De la nueva generación actuaron Leo Valadez e Isaac Fonseca; de los experimentados, Octavio García ‘El Payo’ y Arturo Saldívar. Después de presentarse en el mítico coso de la calle Alcalá se definió el rumbo que tomará la campaña de cada uno de estos diestros.
Los veteranos García y Saldívar cumplieron apenas con la papeleta. Algunos medios les dieron a llenar, en tanto que otros fueron más suaves. Sin embargo, lo cierto es que pasaron por Las Ventas sin pena ni gloria.
Quien llegó al compromiso isidril en medio de gran expectación fue el purépecha Fonseca, quien en su época novilleril firmó triunfales tardes en muchos escenarios de la geografía hispana.
El michoacano arribó a la plaza en transporte público, lo que generó gran movimiento mediático. Sin embargo, cuando salió ‘el de negro’ su actuación no alcanzó a encender la llama de la pasión.
Quien regresó al coso venteño como uno de los triunfadores del año pasado fue el hidrocálido Valadez. Sin extravagancias ni cosas raras se presentó en la catedral del toro en el mundo y logró cortar una oreja, la única que recibirían las cuadrillas mexicanas durante su comparecencia madrileña.
Esta oreja de peso, porque en Madrid nadie le regala nada a nadie, ya comenzó a rendir frutos. Por ejemplo en la Feria de San Fermín, que se celebra en julio con sus tradicionales ‘encierros’ o ‘pamplonadas’.
En ese serial navarro actuarán Valadez y Fonseca, sólo que se presentarán en circunstancias diferentes. Si bien la Feria de San Fermín es considerada como la Feria del Toro por la catadura de los bureles que ahí se lidian, también entre hierros ganaderos existen diferencias.
Los toreros en lo alto del escalafón que se han llegado a anunciar en San Fermín lo han hecho, entre otros, con el hierro de La Palmosilla, que lidiará Valadez; en tanto, Fonseca lo hará con el temible ganado de Cebada Gago, dehesa de tono torista.
A reserva de que la campaña española de estos dos toreros tome un camino diferente, está claro que por méritos propios y sobre todo, por su propuesta taurina, Leo Valadez será visto con regularidad en los carteles llamados de lujo o postín.
Del lado de Fonseca, el camino que se abre ante él es el del ‘toreroguerrero’. Ese en el que las empresas sin empacho podrían firmarlo con las llamadas corridas ‘duras’.
No es sencillo, pero no sería el primer mexicano que cruce el charco para afrontar ese tipo de compromisos. Pero si el michoacano quiere transitar por otros senderos, por lo pronto en estas épocas se antoja muy complicado.
Ahora mismo, ni el escalafón taurino español ni el mexicano tienen entre sus filas a toreros especialistas en las llamadas corridas duras, como solían existir hasta hace no muchos años. Acaso la bravura se ha diluido, acaso la vocación de los toreros también, pero cuando un toro bravo se encuentra a un torero macho todo cambia. Aunque claro, no es fácil afrontar el compromiso.
Para finalizar, la pregunta de la semana: ¿Algún mexicano volverá a lidiar toda la camada de Miura como lo hizo en su momento Zotoluco?
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