Rafael Nadal, Roger Federer y Novak Djokovic marcaron un antes y después en la historia del tenis, al protagonizar una de las más gloriosas eras del deporte mundial con una icónica rivalidad. Los miembros del llamado Big 3 tallaron con raquetas un legado que trasciende los títulos, pues demostraron que la prueba de que la rivalidad en el tenis puede combinar ferocidad competitiva con respeto absoluto.
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El español —que puso fin a su brillante carrera de 23 años en las Finales de la Copa Davis de 2024— abrió su corazón con una emotiva reflexión. Durante una aparición en el programa Universo Valdano, el balear reveló el orgullo que siente por lo que él, el suizo y el serbio construyeron.
“Lo positivo de nuestro tiempo es que hemos terminado nuestras carreras y podemos salir a cenar juntos sin problema. Es algo de lo que estar orgullosos. Hemos competido por lo más importante, pero sin llegar a los extremos. Se puede ser un competidor feroz sin odiar a tu rival”, comentó en la entrevista.
Las cifras de sus duelos son monumentales: un récord de Nadal vs Federer de 24-16 en 40 partidos, y un histórico Nadal vs Djokovic de 29-31 en 60 enfrentamientos. Junto al balance de Djokovic vs Federer de 27-23, estos enfrentamientos constituyen los más prolíficos en la historia del tenis masculino moderno. Pero más allá de los números, el 22 veces campeón de Grand Slam destacó la evolución de esas relaciones.
“Pasas por etapas. Cuando eres más joven, lo vives todo con más intensidad. Con los años, las cosas se suavizan”, confesó el ibérico de 39 años. La recompensa, tras décadas de batallas por la gloria, es un legado invaluable.
Por ello, Nadal mira esa herencia reflejada en el presente del tenis, dominado por la rivalidad entre Carlos Alcaraz y Jannik Sinner, quienes crecieron influenciados por la grandeza del Big 3.
“Sin quitarles mérito, hemos contribuido a que las nuevas generaciones puedan ser competidores feroces sin odiar al rival”, afirmó. “No digo una relación de amistad, porque a ese nivel se mantienen las distancias, pero sí una buena relación a pesar de la gran rivalidad”.
Feliz y seguro de haber tomado la decisión correcta, Nadal compartió la metáfora que marcó el final de su trayectoria:
“El tanque estaba vacío y eso me dio la oportunidad de terminar en paz”, puntualizó en lo que es una despedida serena para un guerrero que, junto a sus dos grandes rivales, enseñó al mundo que se puede luchar con toda el alma sin perder el lado humano.

Rafael Nadal 


