ABRAHAM PUEBLA A.
Foto: Cuartoscuro
Descubre los secretos del Mercado de San Juan, un enclave ancestral y emblemático de la Ciudad de México, donde los sentidos se despiertan ante la variedad inigualable de productos exóticos y peculiares.
Enraizado como un tesoro en el corazón de la Ciudad de México, el Mercado de San Juan se erige como uno de los más antiguos y arraigados, donde la tradición y la excentricidad convergen para ofrecer una experiencia única. A través de sus pasillos repletos de color y aroma, este mercado se erige como un faro gastronómico que deleita a los visitantes con una gama asombrosa de productos que van más allá de lo común.

Desde armadillo hasta venado, pasando por conejo, lechón y carnero, el mercado exhibe una riqueza culinaria que abarca desde lo tradicional hasta lo inusual. Fernando Velázquez, del establecimiento “El Gran Cazador”, comparte los secretos de la carne de león, procedente de criaderos y descrita como algo dura pero única en su sabor. Aunque con precaución, ya que contiene toxinas, esta delicadeza rara vez se encuentra en otros mercados convencionales.

Los tesoros del mar: pescados y mariscos que desafían la rutina
Las pescaderías se erigen como estandartes del mercado, destacando anguilas, mantarrayas y tenazas de cangrejo moro entre el fresco atún y salmón. Delicias menos comunes, como el percebe, esmedregal, cigala y cangrejo de Alaska, se suman a la extravagante oferta. El mercado no solo ofrece productos locales, sino que abraza sabores internacionales con vieiras españolas, hueva de lisa y mejillón de Nueva Zelanda.

El Mercado de San Juan es un oasis para los amantes de la gastronomía prehispánica. Gusanos de maguey, escamoles, chapulines y ranas son solo algunas de las delicias que transportan a los visitantes a épocas ancestrales. Aquí, los compradores no solo adquieren productos, sino que pueden sumergirse en recetas y tradiciones culinarias que han resistido el paso del tiempo.

Las fruterías, un espectáculo de formas y colores, despliegan un arco iris de opciones, desde cerezas y frambuesas hasta maracuyá y lichi. La calidad de las frutas es insuperable, ofreciendo una experiencia sensorial que va más allá de lo ordinario.
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Desde verduras frescas hasta especias exóticas, el mercado se convierte en un crisol de sabores. Verduras bien acomodadas como el tomatillo, pepino europeo y zanahoria comparten espacio con tubérculos del Caribe como la yuca, malanga y ñame. Los puestos exhiben productos orientales con nombres intrigantes, mientras que los embutidos artesanales de España ofrecen una experiencia culinaria que trasciende fronteras.

En el epicentro de la experiencia láctea, La Jersey presenta enormes bolas de sabor con quesos gouda holandeses, representando una tradición que abarca siglos. Desde morcillas hasta fuet, la oferta de embutidos artesanales seduce a los amantes del queso de todas partes del mundo.

El mercado no es solo un lugar de transacciones comerciales, sino un espacio donde las relaciones se forjan a lo largo de los años y generaciones.
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Cómo embarcarte en este viaje gastronómico único
Ubicado en la calle Ernesto Pugibet, entre José María Marroquí y Luis Moya, el Mercado de San Juan es accesible desde el Eje Central Lázaro Cárdenas y la estación San Juan de Letrán, línea 8 del metro. También puedes llegar fácilmente desde la estación Salto del Agua. Frente al mercado, encontrarás cajones de estacionamiento y cuidadores para una experiencia sin preocupaciones.
Sumérgete en el encanto y la autenticidad del Mercado de San Juan, donde cada visita es un viaje culinario inolvidable. Desde lo exótico hasta lo tradicional, este mercado es mucho más que un lugar de compras; es un festín para los sentidos y un tributo a la riqueza gastronómica de México.

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