La Generación Z no es escuchada

La juventud mexicana enfrenta violencia, falta de oportunidades y bajos ingresos mientras exige seguridad, salud mental, empleos dignos y la aprobación de la jornada laboral de 40 horas.


Juan Ortiz

En México hay más de 30 millones de jóvenes entre 15 y 29 años. Representan casi una cuarta parte del país. Son estudiantes, trabajadores, cuidadores, activistas y también las principales víctimas de la violencia y de un mercado laboral que no les da opciones reales. Hoy la clase política dice entenderla, pero no inicia por lo más básico: escuchar lo que esta generación pide desde hace años. No exigen privilegios. Exigen sobrevivir, trabajar con dignidad y tener futuro.

VIVIR SIN MIEDO

La primera causa de muerte de los jóvenes en México son los homicidios. En un solo año más de 6 mil personas de 15 a 24 años fueron asesinadas. Es el grupo con la tasa más alta en todo el país. La segunda alerta es la salud mental. El suicidio es la cuarta causa de muerte juvenil. En 2024 se registraron 8 mil 856 suicidios y los jóvenes de 15 a 29 años concentran la tasa más alta. Los hombres jóvenes son quienes más mueren por esta causa. Para la generación Z, vivir sin miedo y tener salud mental es prioridad. Pero los servicios psicológicos son escasos, caros o inexistentes. La política pública ni siquiera los coloca como urgentes.

FALTA DE OPORTUNIDADES

El camino educativo es desigual. De cada 100 jóvenes, 37 solo estudiaron primaria o secundaria y apenas dos llegaron a la universidad. Así entran al mercado laboral. Alrededor de 8 millones de jóvenes trabajan en condiciones precarias. Tres de cada diez tienen jornadas largas o están en la informalidad. Más de 16% no estudia ni trabaja, una proporción todavía alta en comparación internacional. Esta generación no es floja, como a veces se les acusa. La mayoría estudia, trabaja o cuida. Lo que no encuentra son empleos dignos.

SIN PATRIMONIO

Los jóvenes ya saben que difícilmente tendrán vivienda propia. El precio promedio de una casa supera 1.8 millones de pesos. El enganche ronda los 600 mil. Las mensualidades entre 13 y 15 mil. Con ingresos debajo de 10 mil pesos al mes, la ecuación no cierra. Por eso la edad promedio para comprar vivienda pasó de 28 años a más de 35. Otros cálculos hablan ya de casi 40. En generaciones anteriores era al revés. La mayoría sí compraba casa de joven. Hoy solo 35% lo logra en grandes ciudades. Tampoco es fácil adquirir un vehículo. Nueve de cada diez jóvenes dicen que quisieran uno, pero ven el costo como una barrera imposible. No es falta de interés. Es falta de ingreso.

40 HORAS YA

Una agenda que une a la generación Z es la jornada de 40 horas semanales. Nueve de cada diez jóvenes la apoyan. La ven como una puerta a una vida más equilibrada y como un acto elemental de justicia. Miles la han defendido en marchas y en redes. Dicen que trabajan demasiado y ganan demasiado poco. Que la salud mental importa. Que trabajar menos horas no baja la productividad: la aumenta. El gobierno ha pospuesto esta reforma tres años, pero afirma que pronto la presentará. Hoy la generación Z no busca discursos. Pide seguridad real, apoyo psicológico accesible, empleo digno, salarios suficientes y una reforma laboral que no quede guardada. Quien quiera su voto ya sabe qué hacer.

EL DATO INCÓMODO

En 2026 el Tren Maya costará 32 mil millones para operar y el 96% saldrá de tus impuestos, reveló El Universal. Apenas generará mil 287 millones propios. Además, desde marzo no publica resultados operativos. Una obra carísima que funciona a punta de subsidios