SALVADOR DEL RÍO
Mucho se ha hablado en los últimos días acerca de la irrupción de Xóchitl Gálvez en la contienda interna del Frente Amplio por México, que aglutina a los tres principales partidos opositores, con el apoyo de un nutrido grupo de empresarios que buscan arrebatarle a Morena la Presidencia de la República en 2024.
De esta súbita aparición en el cuadrilátero electoral podemos adelantar algunas conclusiones. La primera es que la sorpresiva inclusión de Gálvez en la lucha por la candidatura de la oposición es producto del consenso de un grupo de empresarios, estrategas y académicos que empujan a la hidalguense para que se consolide como la mejor opción del bloque PAN-PRI-PRD para enfrentarse a quien resulte abanderado de Morena, Marcelo Ebrard o Claudia Sheinbaum.
De esta forma, el proceso interno opositor sería un mero trámite que le daría a Xóchitl Gálvez la oportunidad de recorrer el país, darse a conocer más allá de las clases medias y entrenarse para la batalla que sigue. Sería legitimar a costa de los otros contendientes, Santiago Creel, Enrique de la Madrid y Beatriz Paredes en particular, la aspiración del empresariado de llevar a la hidalguense a Palacio Nacional.
Las dificultades técnicas que encara el Frente Amplio para organizar su proceso interno deben quedar resueltas de inmediato si es que quieren darle la suficiente seriedad al resultado que habrán de anunciar el próximo 3 de septiembre.
A todo ello se agregan los ataques amenazantes del presidente López Obrador en contra de Xóchitl Gálvez, que son, quiera o no el tabasqueño aceptar, la mejor publicidad que la precandidata pueda recibir en estos momentos. La victimización resulta en estas etapas de cualquier proceso electoral una gran herramienta para crecer en conocimiento y el hoy huésped de Palacio Nacional lo sabe perfectamente. De ahí que muchos califiquen esta actitud como un incomprensible error estratégico del líder morenista.
Consumada la candidatura de Gálvez, habrá que ver qué tan audaz resulta para hacer frente a la fortaleza de Morena. El partido oficial gobierna hoy 22 estados, con todo lo que ello representa en materia de recursos económicos y despliegue territorial, dos instrumentos fundamentales en cualquier campaña electoral.
Además, Morena gobierna en cuatro de los cinco estados con mayor número de electores, que son Ciudad de México, Estado de México, Veracruz y Puebla. El quinto, Jalisco, está en manos de Movimiento Ciudadano, el tercer partido en la arena política que aún no decide por qué vía transitará frente a las elecciones de 2024.
Xóchitl Gálvez podría contar con el apoyo del 40 por ciento de la población, que representa el flanco antiobradorista, además de las simpatías que pudiera ganar en los 48 días que aún restan para conocer la decisión final del bloque opositor. Habrá que ver si en estos recorridos, la ingeniera de origen hidalguense se consolida y adquiere la fortaleza suficiente para darle la batalla a Morena, un partido sumamente robusto y capaz, hasta hoy, de mantener la Presidencia de la República.
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