Enviado / París, Francia.– Lola Alcaraz se tomó de un trago la copa de vino blanco que pidió en el restaurante Suffren, ubicado a una cuadra de la Arena Champs de Mars, donde su hija Prisca Awiti hizo historia para México. Se acomodó en el asiento y miró fijamente la tablet donde su yerno, quien mandaba los últimos mensajes a su novia antes de que saliera a competir por medallas en los Juegos Olímpicos de París 2024, miraba a su gran amor por streaming.
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Awiti derrotó con autoridad a Katarina Kristo de Croacia en la Semifinal A, lo que le garantizó automáticamente una medalla olímpica, cuando menos de plata. Su madre gritó de felicidad y alzó los brazos al cielo, mientras su inconsolable novio soltó en llanto, al ser testigo de primera mano de cada sacrificio que tuvo que hacer la nacida en Londres, Reino Unido, un 20 de febrero de 1996, para llegar hasta ese punto.
“‘Prisi’, Óscar…”, fueron las primeras palabras de Lola tan pronto, aquella pequeña niña que crió en Inglaterra, pero decidió representar a su país natal, se convirtió en leyenda. “Me siento muy emocionada; ¡ya tiene medalla! ¡México, México! Fue por lo que vinimos y mira. Prisca está muy bien, en muy buen espacio. Ya tenemos la de plata, solo falta la de oro; aunque sea de oro, no importa. Este gozo va a ser para toda la vida”.
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Doña Lola dio un trago, esta vez a su vaso de agua, y con más calma y los ojos cristalizados de felicidad, presumió a su hija mientras una marabunta desbordada de medios de comunicación la asediaban en busca de sus primeras palabras como madre de una medallista olímpica, la número 75 en la historia de México.
“Se me vino a la mente la Virgen de Guadalupe dije ‘gracias, gracias’”, comentó a OVACIONES sobre lo primero que pensó cuando miró a su hija de 28 años triunfar. “Está encomendada y estoy supercontenta y los momentos son muy emocionantes. Cuando está sucediendo y los minutos después, ya luego más tranquila”.
Amigos y familiares de Prisca comenzaron a llegar al restaurante, que fue convertido en una auténtica sucursal del Ángel de la Independencia entre gritos de “¡Viva México!” y camisetas verdes para festejar a Awiti, quien desde muy pequeña demostró que estaba predestinada a la gloria deportiva .
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“Mis cuatro hijos son muy buenos; tienen buen físico, Prisca y mis cuatro hijos. Ella hacía gimnasia, hacía skateboarding, bicicleta, todo lo que era físico, a ellos les encantaba. El judo era uno más de los deportes que pisca hacía, pero cuando se decidió por hacer el judo para mí fue un deporte más para ella. Pero ya cuando se empezó a dedicar que ya llegó a nivel más competitivo, que decidió que quería participar en los Juegos Olímpicos, sí fue una emoción muy grande. Es un viaje diferente, más formal”, mencionó la madre.
La competidora en los -63 kilogramos y cuatro veces ganadora de oro en abiertos continentales, sin embargo, sucumbió en la Gran Final por el oro olímpico parisino frente a la eslovena Andreja Leski, quien con un Ippon y dos Waza-ari, con técnicas como O-goshi y Kuzure-kesa-gatame, terminó por bañarse en oro a costa de Awiti, quien debe su apellido a que su padre Xavier Awiti es originario de Kenia.
“Hablamos por mensaje, checamos la táctica del combate para que saliera todo bien. Estaba nerviosa, pero está muy contenta por estar ahí. La mentalidad siempre juega a favor de ella. Vio que este momento era suyo y no lo iba a desaprovechar”, señaló Rojas, mucho más calmado luego de llorar de felicidad por el éxito de su novia.
Prisca Awiti salió al tapiz de la Champ de Mars Arena con sus inseparables audífonos. A través de ellos se sintió en su lugar seguro, ya que siempre escucha la música que hacen sus hermanos antes de cada combate. Un abrazo familiar a través del sonido que le da la fortaleza necesaria para la batalla, pues, increíblemente, no toda su familia no pudo estar presente en sus últimas paleas, al no tener boletos.
“Nosotros no planeamos a futuro, hasta esta etapa. Para nosotros también es una experiencia buena. Cuando la vi en la primera parte, yo ya me quería salir. Es una experiencia muy fuerte para mí. Mis otros hijos sí están ahí, y su entrenador que la vio desde chiquita”, lamentó la señora Alcaraz, quien de todas maneras disfrutó su momento de gloria a unos cuantos metros de Prisca, la nueva heroína nacional.
