Una maldición persigue a los Pittsburgh Steelers en Jueves por la Noche. Tras una agonizante derrota por 33-31 ante Cincinnati Bengals, viejas heridas y tendencias preocupantes quedaron expuestas para el equipo de Mike Tomlin. Este partido, que bien podría ser considerado un trap game clásico —tras una semana corta y una victoria emotiva—, dejó al equipo seis veces ganador del Super Bowl con récord de 4-2 y solo 1.5 juegos de ventaja en la cima de la AFC Norte, una división que se aprieta como nudo corredizo.

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Tomlin, el entrenador en jefe de los Steelers desde 2007, ha construido una carrera legendaria, pero hay una mancha persistente en su historial, pues jamás ha ganado de visita un partido estelar de Jueves por la Noche ante un rival divisional. Contra oponentes de la División Norte de la Conferencia Americana en ese horario, su récord es un desolador 0-7.

Esta tendencia estuvo a punto de romperse en el vibrante Paycor Stadium ante los Bengals, pero un Joe Flacco resucitado –quien se unió al equipo de Cincinnati apenas días antes– orquestó la victoria con maestría veterana. El quarterback de 40 años, que ganó un Super Bowl con los Ravens en 2013, ahora presume un impecable 4-0 contra los Steelers en Thursday Night Football.

En cambio, del otro lado, Aaron Rodgers vio romper su invicto personal ante Flacco, al caer a 3-1 en duelos directos de por vida. Luego de que los Steelers cayeran en una trampa, al tener poco margen de preparación con un Tomlin que no pudo optimizar en semana corta. En el panorama general, resalta la incapacidad crónica de Tomlin para alistar a su equipo en estos escenarios de corto descanso, un talón de Aquiles que ha costado caro en divisiones tan ferozmente competitivas.

El encuentro fue un tiroteo ofensivo, con los Bengals respaldados por 470 yardas totales, un salto abismal comparado con las 248 que permitió la defensa de Pittsburgh ante los Cleveland Browns la semana pasada. Fue la primera vez en la temporada que los Steelers tuvieron a todos sus titulares defensivos disponibles por dos semanas consecutivas, pero el resultado fue diametralmente opuesto, con errores tácticos, coberturas fallidas y una incapacidad para contener el ataque aéreo de Flacco.

Pittsburgh ahora enfrenta una “mini bye week” para reagruparse, un respiro necesario antes de uno de los tramos más duros de su calendario, pues afrontará un Monday Night Football contra el exequipo de A-Rod, los Green Bay Packers y, una semana después, los Indianapolis Colts. Dos juegos fuera de división que pondrán a prueba su resiliencia.

Pero no todo fue oscuridad en la derrota. Al menos así lo ve Mike Tomlin, quien destacó un aspecto alentador pospartido, ya el equipo salió sin lesiones mayores.

“No hubo lesiones importantes“, declaró el coach. “Tuvimos algunos golpes y contusiones durante el juego. La próxima vez que nos reunamos, les daré algunos detalles al respecto, si es necesario”.

En una temporada plagada de bajas, donde las primeras siete semanas han sido un calvario de ausencias, esta noticia es un bálsamo. Pittsburgh hubiera preferido escapar con la victoria para mantener holgura en la AFC Norte, pero la integridad física del plantel es un triunfo silencioso, o al menos un premio de consolación para quien quiera ver el vaso medio lleno. En tanto, la defensa, aunque vulnerable esta vez, tendrá tiempo para ajustes.

“Tenemos que asegurarnos de que ese rendimiento no se repita“, dijo Tomlin, quien dispondrá de días extra para pulir estrategias. Salvo imprevistos en prácticas, los Steelers llegarán “bastante saludables” al duelo estelar de la Semana 8 contra los Packers.