La migración y el mundo digital

La migración es un fenómeno constante, y en la era digital, las redes sociales ofrecen apoyo y solidaridad, pero también amplifican la tensión.



Con amor para Iñaki Berenzon, quien hoy celebra su llegada al mundo.

La migración es un fenómeno que ha acompañado a la humanidad a lo largo de su historia, y sus leyendas. Es parte de la construcción de la presencia misma, pues, es una constante de la vida humana, inseparable de los cambios de paradigma existenciales y de las crisis provocadas por las distorsiones sociales.

Sin embargo, en la era digital, las dinámicas de movilidad y adaptación se han transformado de manera significativa, tanto para bien como para mal. Lo que es decir mucho. En la actualidad, las redes sociales y las plataformas digitales juegan un papel decisivo en la forma en que los migrantes se conectan, comparten sus tradiciones y buscan apoyo, ya sea en sus países de origen o en los nuevos lugares que habitan.

Gracias a estas herramientas, las distancias geográficas se acortan y las personas pueden crear redes de solidaridad que trascienden fronteras. Este tema será de relevancia durante 2025, ya que el mundo digital refleja los dos rostros de Jano: un vehículo tanto de violencia como de integración y empatía hacia los flujos migratorios.

La condición humana de la que hablaba Hannah Arendt nos invita a reflexionar sobre los acontecimientos que nos afectan. En su obra, especialmente en su análisis sobre el totalitarismo, Arendt afirmaba que “la violencia comienza donde la palabra cesa de hablar… Todos los medios de violencia son medios para reemplazar la palabra o volverla superflua.” Esta reflexión cobra relevancia en el contexto digital, donde la palabra a veces se ve desplazada por discursos de odio manipulaciones o intrigas sociopolíticas y económicas que ven una excusa en el otro, el distinto…

Las redes sociales permiten a los migrantes mantener un contacto cercano con sus familias, además de acceder a información sobre sus derechos principales, recursos disponibles y las experiencias de otros que han recorrido caminos similares. En plataformas como Facebook, X (antes Twitter) e Instagram, los migrantes pueden unirse a grupos y comunidades que les brindan apoyo emocional y práctico. De este modo, se genera una empatía digital, un lazo invisible pero patente, que conecta a personas de diferentes partes del mundo que enfrentan retos, duelos y experiencias comunes.

El mundo digital también refleja, e incluso amplifica, las tensiones sociales y culturales presentes en las sociedades físicas. Las plataformas no son ajenas a los prejuicios y estigmas que existen en el mundo real. A pesar de la cercanía virtual, muchos migrantes experimentan rechazo, xenofobia y racismo en estos espacios digitales. Comentarios despectivos, discursos de odio y actitudes discriminatorias surgen con frecuencia, alimentados por ideologías supremacistas que buscan rechazar lo “extranjero” o lo “diferente”. Seamos conscientes de que la traza del mundo digital es parte del llamado mundo real pues, uno no existe sin el otro. Ahí está la dialéctica del algoritmo, ni más, pero ni menos.

En el contexto de México, un país históricamente considerado un punto de tránsito para migrantes de diversas nacionalidades, estas dinámicas son especialmente complejas. Si bien existen plataformas que promueven la integración, también se generan espacios donde el rechazo hacia los migrantes es palpable. Los comentarios xenofóbicos y racistas, en especial hacia los migrantes centroamericanos, son recurrentes, exacerbados por la percepción de que estos migrantes representan una amenaza para los recursos y la seguridad. No obstante, también es posible encontrar ejemplos positivos del uso de estas plataformas, como las campañas de sensibilización que buscan promover la inclusión y la solidaridad con los migrantes.

A pesar de estos desafíos, los beneficios que ofrece el mundo digital para los migrantes son innegables. El acceso a información en tiempo real, la capacidad de movilizarse en busca de mejores oportunidades y la creación de redes de apoyo virtuales son solo algunos de los aspectos positivos. Además, las plataformas digitales ofrecen un espacio donde los migrantes pueden compartir sus experiencias, reflexiones y sus aspiraciones por un mundo más justo y solidario, creando un puente entre las realidades de sus países de origen y los nuevos lugares que buscan llamar hogar.

El mundo digital, a través de sus redes sociales y plataformas, se ha convertido en un escenario fundamental para los migrantes del siglo XXI. Aunque enfrenta el desafío de lidiar con el rechazo y el racismo, también brinda una oportunidad para fomentar la empatía, el apoyo mutuo y la posibilidad de construir una sociedad más inclusiva. En países como México, el potencial de las plataformas digitales para promover la integración y el respeto a la diversidad cultural es vasto, aunque requiere un esfuerzo continuo para erradicar las actitudes discriminatorias que persisten tanto en el ámbito físico como en el digital. Tengámoslo presente en este 2025.

Hilo de Araña: “El progreso tecnológico se permite sólo cuando sus productos pueden aplicarse de algún modo a disminuir la libertad humana.” George Orwell.