La neurosis viaja a pie

GUSTAVO MARES Foto: Cortesía Laura Lovera/ El Sol de México La abundante carga vehicular que genera la marcha por el Día de la Mujer, que avanza por distintos puntos de la Ciudad de México, saca en muchas personas el lado agresivo. Y es que en los alrededores de los puntos de reunión, grupos de diez,

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GUSTAVO MARES

Foto: Cortesía Laura Lovera/ El Sol de México

La abundante carga vehicular que genera la marcha por el Día de la Mujer, que avanza por distintos puntos de la Ciudad de México, saca en muchas personas el lado agresivo. Y es que en los alrededores de los puntos de reunión, grupos de diez, veinte, treinta y hasta cincuenta mujeres se congregan para avanzar y unirse al contingente mayor pero al hacerlo generan mucho tráfico.

El contingente ya avanza y las mujeres siguen llegando. A algunas de las manifestantes se les nota la ira en la mirada. Otras tantas la ocultan con gafas pero la expresan con pancartas: ‘No papá, el abuso sexual no es amor’.

Mientras tanto, acaso por el intenso calor propiciado por el sol, o la difícil situación económica… o simplemente porque se les hace tarde para llegar a donde sea que deban de llegar, pero los peatones que tienen que pasar cerca de los puntos álgidos se miran molestos molestos.

Así como suele decirse que entre automovilistas ‘se echan la lámina’, en las grandes avenidas aledañas es habitual la escena de un peatón ‘echarle la humanidad a la lámina’ es decir atravesarse la calle aunque no sea su turno y el automovilista, como el peatón, sea acompañante de la ira.

La marcha comenzó, la Ciudad de México comenzó a latir con fuerza y a través de cada una de sus avenidas principales, corre con sangre la fuerza que le da vida y que esta ocasión, por increíble que parezca no es roja sino de color violeta.