La proteína es carne

GUSTAVO MARES Los tiempos que corren pueden ser tan complicados o tan sencillos como uno los quiera ver. Todo depende de uno mismo. En redes sociales y medios de comunicación hoy día aparecen cualquier cantidad de personas que se asumen de distintos géneros entre los que se cuentan bigénero, cisgénero, género fluido, intergénero, intersexual, no

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GUSTAVO MARES

Los tiempos que corren pueden ser tan complicados o tan sencillos como uno los quiera ver. Todo depende de uno mismo.

En redes sociales y medios de comunicación hoy día aparecen cualquier cantidad de personas que se asumen de distintos géneros entre los que se cuentan bigénero, cisgénero, género fluido, intergénero, intersexual, no binario, pangénero y muchos géneros más que para algunas generaciones anteriores resulta complicado entender. Parece de locos.

A pesar de que muchas de estas personas ‘multigénero’ gritan y dan ‘sombrerazos’ por querer cambiar el español y sustituir el ‘ellos’ por ‘elles’, al final del día la naturaleza es más sencilla de lo que parece. Para muestra un ejemplo: Los deportistas transexuales que se asumen como mujeres y compiten contra ellas en cualquier actividad deportiva.

Podrán parecer mujeres y tener atributos femeninos que logran los cirujanos. Podrán engañar a los sentidos, pero jamás a la madre naturaleza.

Por más femeninos que parezcan al final del día un urólogo deberá revisarles la próstata, que es una glándula ‘exclusiva de los mamíferos machos’. Con las lesbianas, aunque tomen hormonas y tengan barba, acontece algo similar. Tienen órganos reproductores femeninos, aunque parezcan hombres. Y pueden alegar lo que sea.

Esa tendencia de querer acomodar todo a la conveniencia del ser humano es clara en temas menos controvertidos como el de la sexualidad. Por ejemplo en temas como el de los alimentos y la tauromaquia.

Uno de tantos mensajes desgastados de los antitaurinos gira en torno al ‘maltrato animal’. Aseguran que los aficionados a la tauromaquia van a la plaza a ver sufrir al toro, algo que no se sustenta en la realidad. Pero no hay
que desviarse del tema.

Esas mismas personas que denostan la tauromaquia y se dicen amantes de los animales abren una lata de atún
para sus gatitos. Pero no reparan que ese atún antes de ser procesado y enlatado era un ser vivo.

Muchos antitaurinos se quedan sin argumentos porque no les gustan las corridas de toros, pero comen carne que da gusto. Es precisamente para lidiar con esa doble moral que ahora mismo en los supermercados y en muchos restaurantes está de moda cambiar el término ‘carne’ por el de ‘proteína’.

Así las cosas, en una de tantas cadenas de restaurantes aparece en el menú una lista de ‘proteínas’ para acompañar los chilaquiles, entre estas ‘proteínas’ el comensal puede elegir entre: Pollo, pescado, milanesa, filete de res, arrachera o carne al pastor.

Es ridículo pero cierto al grado, que muchos pseudo protectores de animales demuestran su ignorancia al asegurar que ellos jamás ‘comerían un cadáver de animal, pera nada. Ellos solo como bisteces’.

En lo que respecta a la corriente vegana está comprobado que es algo que va contra la propia naturaleza. La cadena alimenticia la integran animales carnívoros y herbívoros. Abundar en el tema, por lo menos entre taurinos que tienen cultura, sería ocioso. Tocarlo con los antitaurinos que no ven más allá de su nariz sería como arrojar semillas al concreto.

La vida puede ser tan sencilla o tan complicada según los conceptos de cada persona.

Para finalizar, la pregunta de la semana: ¿Y si en lugar de fiesta brava se llama fiesta de la proteína?

www.torosyfaenas.com.mx/ @tavomares1