La risa, remedio infalible

Francisco Fonseca N. / Ovaciones   Dicen los que saben que la risa es el remedio infalible para todos los males.  El austríaco Sigmund Freud, creador del psicoanálisis, opinaba que el ingenio humorístico -fuente de la risa sana-  no es más que un mecanismo de defensa frente a determinadas situaciones que plantea la vida moderna. 

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Francisco Fonseca N. / Ovaciones

 

Dicen los que saben que la risa es el remedio infalible para todos los males.  El austríaco Sigmund Freud, creador del psicoanálisis, opinaba que el ingenio humorístico -fuente de la risa sana-  no es más que un mecanismo de defensa frente a determinadas situaciones que plantea la vida moderna.  Otros especialistas consideran que existe una correlación entre la creciente complejidad de la vida del hombre en la sociedad industrial y el despliegue de un humor ácido, sarcástico, punzante.

 

El periodista William Davis, quien fuera director de 1967 a 1970 de la revista británica PUNCH, una de las publicaciones humorísticas más prestigiadas  de nuestra época, opinaba que, en su raíz, el propósito del humorismo o de la comicidad  es justificar el “YO” provocando y observando la degradación de los demás.  Naturalmente  -dice Davis-  es más fácil reírse de los demás que de uno mismo.  “Podría decirse que el humor es la sensación que hace que te rías de aquello que te irritaría si te sucediera a ti”.

 

En los chistes ridiculizantes, sátiras, “gags”, caricaturas, payasadas, albures y marometas se reconocen situaciones que causan conflictos internos como si fueran propias: pretensiones, carencias, confusiones, absurdos.  Y es que, según Malcolm Muggeridge, periodista, escritor, soldado y espía inglés, el mundo está tan  saturado de absurdos que al humorista le resulta difícil competir con la realidad.

 

La risa, como expresión natural del género humano, es tan vieja como la sociedad; quizás el nacimiento de la caricatura podría situarse cuando los hombres de las cavernas empezaron a dibujar aquellas toscas representaciones de gente y animales.  Algunos arqueólogos creen haber encontrado caricaturas en las tumbas egipcias de Luxor y en los restos de casas romanas en Pompeya.  Lo cierto es que el dibujo humorístico no es ningún invento moderno.

 

El escritor norteamericano Mark Twain, cuyo verdadero nombre era Samuel Langhorne, dijo alguna vez que el secreto de la risa no es la alegría sino la tristeza.  En este caso el humor es como un antídoto.  La gente que ha atravesado por adversidades suele tener un mayor talento para reírse de sí misma y de lo que le rodea.  El humor negro, en gran parte, entra en esta categoría.

 

La comicidad y el chiste no han sido siempre obra de un ejercicio espiritual, metódico y disciplinado, pero sí incluyen elementos indispensables de gracia, ironía y una mezcla de tristeza y alegría.  Es la reunión de objetos, ideas e impresiones irreconocibles, que se efectúa por medio de una presentación, mecanismo o razonamiento ingeniosos.

 

La risa es universal y los medios de comunicación masiva han ayudado a extender su influencia benéfica, lo mismo con un ingenioso juego de palabras que mediante una genial caricatura o en cortos cinematográficos plenos de comicidad.  He aquí solo algunos nombres de actualidad para el recuerdo: BUSTER KEATON, CHARLES CHAPLIN, EL GORDO Y EL FLACO, LOS HERMANOS MARX, CANTINFLAS, MANUEL MEDEL, JACQUES TATI, FERNANDEL, ROBERTO SOTO, EL “CHANGO” GARCIA CABRAL, FREYRE, ABEL QUEZADA, ALBERTO ISAAC, QUINO y tantos y tantos otros a quienes les debemos por lo menos, una breve pausa de aliento y de alegría en el transcurso de nuestra vida.

Fundador de Notimex

Premio Nacional de Periodismo

Premio Primera Plana

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