Los líderes de la Unión Europea (UE) comenzaron este jueves una cumbre en la que buscan destrabar el uso del efectivo que generan los activos rusos inmovilizados por sanciones para financiar a Ucrania, en un intento por superar el veto de Bélgica, país que concentra la mayor parte de dichos fondos.
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Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE iniciaron el encuentro pasadas las 11:30 hora local, luego de una reunión previa entre la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, António Costa, con agricultores que protestan en Bruselas.
A su llegada a la cumbre, los mandatarios subrayaron la urgencia de garantizar la financiación de Ucrania, ante la continuidad de la guerra iniciada por Rusia.
El presidente del Consejo Europeo afirmó que la UE tomará una “decisión política” para asegurar las necesidades financieras de Ucrania en 2026 y 2027, con el objetivo de que el país pueda “seguir luchando hacia una paz justa y duradera”.
“Lo más importante es la decisión política y el mensaje claro que enviemos a Rusia”, señaló Costa, quien reconoció que las cuestiones técnicas deberán seguir siendo trabajadas junto con la Comisión Europea.
Por su parte, la alta representante para la Política Exterior de la UE, Kaja Kallas, advirtió que es crucial alcanzar un acuerdo este mismo jueves, ya que Vladimir Putin da por hecho el fracaso de las negociaciones, algo que —dijo— Europa debe evitar.
Presión creciente sobre Bélgica
Durante el inicio de la cumbre, se observó al primer ministro belga, Bart De Wever, dialogando en privado con António Costa, una escena que anticipó el tema central del encuentro: la presión sobre Bélgica para levantar su oposición al uso del efectivo generado por los activos del Banco Central ruso, custodiados mayoritariamente por Euroclear, con sede en territorio belga.
De Wever reiteró su rechazo al plan y respaldó la opción alternativa de emitir deuda con cargo al presupuesto de la UE, conocida como el “plan B”, aunque esta vía requiere unanimidad y carece de apoyos suficientes.
“Nuestra postura es conocida y no ha cambiado”, afirmó el primer ministro belga, quien teme represalias económicas y judiciales por parte de Rusia, y exige que los riesgos sean mutualizados completamente desde el primer día por todos los Estados miembros.
Aunque la propuesta podría aprobarse por mayoría cualificada, fuentes diplomáticas sostienen que se trata de una decisión que “no puede tomarse sin Bélgica”.
Sin embargo, la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, abrió la puerta a avanzar incluso sin el respaldo belga. “Lo crucial ahora es asegurar que Ucrania tenga fondos. Así de simple”, afirmó.
Frederiksen advirtió que uno o dos países no pueden bloquear decisiones clave, en alusión a Bélgica y también a Hungría, cuyo rechazo se interpreta por la cercanía de su primer ministro, Viktor Orbán, con Moscú.
Los activos rusos inmovilizados en Bélgica ascienden a unos 185.000 millones de euros, equivalentes al 27 % del PIB del país.
Otros Estados como Italia, Bulgaria y Malta han pedido explorar opciones alternativas, incluida la creación de un mecanismo temporal para garantizar fondos a Ucrania en el segundo trimestre de 2026, si no se alcanza un consenso pleno.
La agenda de la cumbre estaba prevista solo para este jueves, aunque fuentes diplomáticas anticipan que podría extenderse hasta el viernes debido a la complejidad de las negociaciones




