LUIS HUMBERTO FERNÁNDEZ FUENTES
Hace unos días se llevó a cabo en la UNESCO, en Paris, la Conferencia Internacional “Internet para la Confianza”, en la cual se dialogó acerca de las redes sociales y cómo darle un enfoque de derechos humanos y de democracia. Esta conferencia es una respuesta al impacto de las redes sociales en todos los espacios de nuestra vida, que no necesariamente son positivos y en muchos casos son francamente perniciosos, como está claramente documentado con la intervención de Facebook y de equipos rusos en las elecciones en Estados Unidos. Pero es de particular interés el impacto que tienen las redes en la educación y en la formación de nuestros jóvenes.
De acuerdo con el Child Mind Institute, gracias a las redes sociales los adolescentes están creciendo con mayor ansiedad y menor autoestima, debido a que afecta sus habilidades de comunicación verbal. Asimismo, un estudio de la Royal Society of PublicHealth mostró varios datos interesantes: la tasa de ansiedad y depresión en los jóvenes ha aumentado 70% en los últimos 25 años, además 7 de cada 10 adolescentes sufren de acoso cibernético (CyberBullying) y, según describen los propios jóvenes, las redes sociales son más adictivas que los cigarrillos y el alcohol.
La internet y las redes no pueden ser tierra de bandidos, si bien es necesario cuidar la libertad de expresión, también hay que estar conscientes de quéusos tienen las redes y el internet mismo, por ejemplotan sólo en México entre las cinco páginas más visitadas se encuentran Google, YouTube, Facebook y dos páginas pornográficas, las cuales generan adicción en adolescentes, repercutiendo su vida social y estudiantil; se necesita una orientación para evitar estos daños.
Por ello, en Estados Unidos hace unas semanas un grupo de maestros demandaron a varias plataformas, como Tiktok, Facebook, YouTube, Snapchat e Instagram, por causar daños en la salud mental de los niños. Los docentes culpan a estas empresas de afectar negativamente a los estudiantes, provocando un bajo desempeño en la escuela. Asimismo, países como Francia han normado las redes sociales, en particular durante las campañas electorales; y otros como Irlanda han sancionado a las mismas por no respetar el uso de datos personales. Por otro lado, también están los excesos como China, que tienen bloqueadas prácticamente todas las redes sociales, y únicamente cuentan con plataformas propias que están altamente monitoreadas.
Pensar que las redes o las plataformas están disasociadas de la educación y de cómo serán nuestros nuevos ciudadanos resulta absurdo, por lo que es recomendable, por lo menos entre menores de edad, tener una normatividad y controles que eviten estos efectos en la salud mental y formación. Las redes sociales sacan lo mejor y lo peor de nosotros; sin embargo, es necesario reflexionar sobre su uso responsable y transparente para que no se conviertan en un factor más de desigualdad y marginación, sino en una herramienta para el acceso a la información, la educación, el trabajo y la salud; y que permita crear redes de colaboración para alcanzar un mayor estado de bienestar en la sociedad, no de enajenación.
Twitter: @LuisH_Fernandez
