Cuando Lando Norris cruzó la meta en tercer lugar en Abu Dhabi, no solo selló su primer campeonato mundial de Fórmula 1, sino que cerró un capítulo de cuatro años de dominio de Max Verstappen, convirtiéndose en el primer campeón británico desde 2020.

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Como aquel primer título de Lewis Hamilton en 2008 también con McLaren, este triunfo llegó tras una temporada en la que Norris mostró una determinación inquebrantable.

“Dios mío. Hacía mucho que no lloraba…”, confesó Norris tras bajar del monoplaza. “Gracias a mis chicos, a todos en McLaren, a mis padres. Ellos me han apoyado desde el principio”.

El título, decidido por apenas dos puntos —423 contra 421 de Verstappen—, fue el desenlace de un año lleno de tensión. La descalificación en Las Vegas, donde ambos McLaren perdieron puntos claves, redujo dramáticamente la ventaja del británico.

En Qatar, un error estratégico casi les cuesta el campeonato: Norris terminó cuarto y llegó a Yas Marina con la presión al límite.

Pero en la carrera final, Norris mostró la calma de un campeón. Mantuvo un tercer lugar clave, resistiendo los ataques de Charles Leclerc, mientras Oscar Piastri aseguraba el colchón necesario desde el segundo puesto.

“No puedes dejar de pensar en el título… pero sabía que era una carrera larga”, explicó. Luego agradeció a sus dos grandes rivales del año: Verstappen y Piastri.

“Ha sido un honor competir contra ellos. Aprendí mucho. Ha sido un año largo… pero lo logramos”.

Antes del podio, recordó a quienes le dieron su primer hogar:
“Llevo nueve años en McLaren. Hemos pasado por momentos difíciles, y sentir que puedo devolverles algo… este es su primer título de pilotos en muchos años”.

Con 423 puntos, Norris cierra una temporada histórica, superando a Verstappen (421) y Piastri (410). Su campeonato es la recompensa a la resiliencia, lealtad y temple.