Enviado / París, Francia.- Natalia Escalera tenía tan solo 8 años de edad cuando comenzó a escribir la que es hoy una épica, que será recordada para la posteridad. La nacida en Ensenada, Baja California, apenas pudo terminar la rutina más importante de su carrera, alzó estoica los brazos mientras sus lágrimas inundaban el tapiz de la Bercy Arena. No era para menos, pues horas antes su ligamento plantar se había destrozado en el último entrenamiento previo al momento más esperado de su vida.

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Los doctores le dijeron que no podría participar. Y aun sin poder apoyar el pie izquierdo, se plantó con gallardía para dar la más grande muestra de orgullo que jamás una atleta mexicana había demostrado, al menos en el máximo escenario deportivo a nivel mundial como son los Juegos Olímpicos. Ahora, aquella pequeña que miraba con ilusión el televisor durante Londres 2012, demostró en París 2024 que existen otros caminos para alcanzar la gloria olímpica.

“Desafortunadamente ayer en el último entrenamiento me rompí el ligamento plantar de mi pierna izquierda en donde ya tenía otro desgarre en gemelo también. Me duele mucho no poder hacer All Around como me hubiera gustado, tristemente me dijeron para no competir los doctores. Pero, con todo y eso, me voy a presentar en barras”, advirtió contundentemente en sus redes sociales antes de salir a competir.

Qué huevotes de Natalia Escalera de hacer esa prueba con todo y un ligamento roto, el dolor tan culero que debió sentir al terminar, su carita lo dice todo, pero qué pinche orgullo esa morra la neta pic.twitter.com/kulGHaaibF

— Rhevolver (@Rhevolver) July 28, 2024

“No he llegado hasta aquí para no estar en el escenario más grande del mundo. Solo dios sabe por qué hace las cosas, pero estoy yo aquí y ahora ¡guerreando hasta el final! Gracias por todo su amor y apoyo hacia mí a pesar de este tipo de situaciones. Es gimnasia y estas cosas pasan, a lo mejor no en el momento que nos hubiera encantado pero dios me está dando la oportunidad hoy de vivir la experiencia y vivir mis primeros Juegos Olímpicos aunque sea de una manera diferente y eso es de agradecer!”, añadió.

Así pues, Escalera Cárdenas subió al escenario, se ajustó las muñequeras y miró hacia el cielo con un suspiro profundo, sabedora del dolor que le esperaba al competir con tal lesión en la pierna. Tomó un ligero impulso y subió a las barras asimétricas para el All Around. La molestia se convertía en tortura y el epítome de su tragedia se fraguó al término de su rutina, cuando aterrizó plantada en ambos pies en el suelo y se soltó a llorar.

Inmediatamente, su entrenador, Pável Oceguera, subió para consolarla y ayudarla a poder bajar del escenario ante su evidente suplicio. Natalia cojeaba y tuvo que ser cargada por el preparador, quien la retiró en brazos de la Bercy Arena. Porque solo así podía salir una heroína, quien —sin quererlo— ha dado una lección de honor y motivo un motivo para sentir el más profundo orgullo por una atleta que ejemplificó esa inquebrantable fuerza de los mexicanos.