Las maestras prodigiosas

20, agosto 2022

CATALINA NORIEGA

Sale Delfina, entra Leticia. A AMLO le da igual que sea Chana que Juana, la dirigente máxima de la educación en México. Lo que le importa es que lo obedezcan y sigan al pie de la letra sus lineamientos, así sea a costa de generaciones perdidas de niños.

A las dos las presentó igual: Un dechado de “honestidad”, maestras que han estado en las aulas y que, por lo tanto, con eso es suficiente para estar calificadas para el cargo. ¡Como si el haber dado clases fuera garantía de conocer la problemática de la educación y se tuviera -como por ósmosis- la capacidad para dirigir al que se supone uno de los Derechos Humanos más esenciales!

La SEP en manos de Delfina, como lo vio todo hijo de vecino, fue un desastre. No solo tuvo un subejercicio exorbitante, sino que eliminó las escuelas de tiempo completo, dejando a más de un millón y medio de chiquillos, sin la posibilidad de comer y aprovechar más horas de estudio.

De salida, lanza el nuevo plan, la “escuela mexicana”, que se impondrá a partir del ya próximo curso escolar, en plan piloto en mil escuelas de la República, 30 por entidad.

Delfina va como candidata al gobierno del Estado de México, contienda que se dará en el 2023 y que, los morenacos tratan de meterse a la bolsa, a como de lugar. Ya se había presentado en las pasadas elecciones, las que perdió, aunque ahora llega reforzada por el respaldo de palacio y la labor de conquista de votos que se ha hecho en ese estado.

Poco importa que se le haya sentenciado como delincuente, por exigirles a los empleados de Texcoco el 10 por ciento de su sueldo, a su paso como presidenta municipal. Los dineros, por supuesto, fueron a dar a la formación de Morena y a su gurú, López Obrador. La damisela debería estar tras de las rejas y no aspirando a llevar las riendas de la enorme y poderosa entidad. Pero, sus pecados caen en la balanza del tabasqueño, que juzga a sus “adversarios” con inquina y falsedades, mientras perdona a sus allegados y les garantiza absoluta impunidad.

Leticia Ramírez lleva años en tareas de atención a la ciudadanía y solo practicó la enseñanza hace décadas. Después se dedicó a la grilla sindical, bajo las siglas de la CNTE, brazo rijoso del gremio, perjudicando a los alumnos de varias entidades, con la falta de clases y sus tantas tropelías.

La Unicef acaba de declarar que habrá una generación perdida por el rezago educativo y que México tiene que poner especial atención en regularizar el nivel básico y atender la pobreza y la nutrición.

Imposible que se cumpla con esta premisa con un plan elaborado por el tal Marx Arriaga y un grupúsculo de sus compinches, sin consultar a los auténticos expertos nacionales y que únicamente apoya el adoctrinamiento y un intento de regreso al marxismo más obsoleto. La pandemia alejó de la escuela a miles y miles de niños y adolescentes, que perdieron cuando menos, dos cursos completos. Al regreso presencial a clases, un espeluznante porcentaje, no lo hizo. De aquí la urgencia de recuperar el tiempo perdido y solventar la grave pérdida a causa del virus.

Leticia se dedicará a garantizar los sufragios del magisterio y su verdadera responsabilidad quedará acéfala o en manos de personajillos radicales afines al Foro de Sao Paulo. Mientras la infancia nacional permanece en el rezago educativo, la pérdida de aprendizaje y el abandono. Total, al emperador lo que le interesa es un pueblo de borregos.

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