León XIV: el nuevo semblante de la Iglesia

León XIV: primer papa agustino de origen norteamericano, representa el giro de la Iglesia hacia América con un liderazgo joven prometiendo renovación pastoral y continuidad tradicional


Antonio Ocaranza

El perfil y las circunstancias del nombramiento León XIV como nuevo pontífice ofrecen una lectura rica en simbolismo y significado para los más de mil millones de católicos en todo el mundo. Sin duda, un Papa joven, relativamente alejado de la política de la Curia romana, y con una formación equilibrada de cercanía con los más necesitados y respeto por las formas y costumbres más tradicionales de la Iglesia católica, puede ejercer por más de una década una influencia profunda en la vida de los católicos del mundo.

Se ha escrito mucho sobre el significado de la elección de León XIV, pero destaco cinco aspectos clave que hacen su llegada al trono de San Pedro particularmente relevante.

  1. Representante de una Iglesia que mira hacia América. Nacido en Chicago y con una sólida trayectoria pastoral en Perú, León XIV refleja el papel central de América en la Iglesia católica. De acuerdo con el Anuario Pontificio 2025, el continente americano concentra el 47.8% de los católicos del mundo, unos 672 millones de fieles. Europa, por contraste, representa sólo el 20.4%, con aproximadamente 284 millones de católicos. Con la elección de un Papa con raíces en América del Norte y una profunda experiencia en América Latina, la Iglesia que reconoce dónde se encuentra hoy el corazón de su feligresía envía el mensaje de que busca crecer hacia el sur, donde la fe se vive con intensidad, pero también con desafíos sociales marcados.
  2. Un Papa agustino: continuidad de las órdenes religiosas. León XIV pertenece a la Orden de San Agustín, una de las comunidades religiosas más antiguas de la Iglesia, conocida por su énfasis en la vida comunitaria, el estudio y el compromiso pastoral. Su elección continúa la reciente tendencia de pontífices con formación en órdenes religiosas: Benedicto XVI tenía fuertes vínculos con los benedictinos y el papa Francisco fue el primer jesuita en liderar la Iglesia. La pertenencia a una orden implica una vida de comunidad, voto de pobreza y obediencia, lo que tiende a marcar el estilo de liderazgo. León XIV, en este sentido, promete un papado con visión estructurada pero pastoralmente comprometido.
  3. El cuarto sufragio: un consenso sólido. Uno de los datos más notables de este cónclave fue la rapidez con la que se llegó a un acuerdo. León XIV fue elegido en el cuarto sufragio, en una votación que duró poco más de 20 horas. Benedicto XVI fue elegido en el cuarto escrutinio (2005) y Francisco en el quinto (2013). Para el tercer sufragio era evidente que su figura despertaba un consenso amplio entre los cardenales electores, a pesar de sus diversas sensibilidades teológicas, geográficas y culturales. Este respaldo inicial le otorga una plataforma sólida para gobernar desde el primer momento.
  4. A los 69 años: madurez con visión de futuro. León XIV se ubica en una edad intermedia entre papas recientes. Juan Pablo II fue elegido con 58 años, Benedicto XVI a los 78 y Francisco a los 76. Su edad le permite tener la experiencia suficiente para liderar, con la posibilidad de un pontificado que tenga el tiempo suficiente para dejar huella. Sus años de vida religiosa, formación académica y trabajo pastoral en contextos diversos podrían traducirse en un liderazgo pragmático, pero reformista.
  5. El futuro Colegio Cardenalicio. León XIV podría influir en el futuro de la Iglesia mediante la designación de cardenales. El Colegio Cardenalicio cuenta actualmente con 135 cardenales electores (menores de 80 años). Dado que los cardenales pierden el derecho a voto al llegar a esa edad, es razonable prever que, si el pontificado de León XIV se extiende por 20 años, tendría la posibilidad de nombrar a una cantidad significativa de nuevos cardenales para definir el perfil de su sucesor. En otras palabras, León XIV también tendrá una profunda influencia en el futuro liderazgo de la Iglesia.

La elección de León XIV condensa varios de los grandes cambios que atraviesa la Iglesia católica en el siglo XXI: el desplazamiento del eje geográfico hacia América, la revalorización de las órdenes religiosas, la búsqueda de consensos internos y la necesidad de pastores con visión global y arraigo local. Su papado no sólo será juzgado por sus decisiones pastorales o sus gestos públicos, sino por su capacidad para moldear el rumbo de una Iglesia en plena encrucijada.