Los libros prohibidos

21, julio 2023

LUIS HUMBERTO FERNÁNDEZ

El 17 de julio el ex presidente de Estados Unidos, Barack Obama, publicó una carta que se me hace del mayor interés, en la cual habla básicamente de que los libros que lo formaron y le generaron una identidad como persona, ciudadano e incluso como presidente, hoy están siendo defenestrados o prohibidos por ciertos grupos, por tener diferentes perspectivas por aspectos de raza, religión o preferencias. Si bien creo, las libertades y diferencias se deben celebrar, proteger y promover, vetar un libro es un acto de barbarie, equivalente a la quema de libros de los nazis o en la Edad Media, lo cual va contra el sentido de la cultura y el progreso.

Todo acto de censura cultural es un acto de destrucción. Obviamente es fundamental cuidar a nuestras niñas y niños, en especial de que no tengan acceso a materiales que pueden dañar su sano desarrollo; sin embargo, prohibir libros no es la solución, eso sólo es una señal de intolerancia. La gran paradoja es que muchos de los que dicen ser excluidos ahora son los que intentan pagar con la misma moneda.

El fenómeno de descalificar libros como un acto unilateral de voluntad, en la cual alguien con su perspectiva propia quiere obligarnos a hablar de cierta forma o pensar de cierta manera, diferente a los valores y a nuestras raíces, es un acto autoritario, en particular cuando hay quienes dicen: “no puedes leer esto, vas a hablar el español como yo te digo, no como es y vas a creer lo que yo creo”.

El acto de libertad supremo es el respeto y la capacidad de compartir ideas y creencias. El llamado de Obama es más que pertinente, ya que no sólo se trata sobre descalificar la lectura de un libro, se trata de qué tipo de sociedad queremos crear, en la que se respete y se celebren las diferencias, las diversidades, las libertades, pero que en esta celebración quepamos todos, con lo que somos y lo que aspiramos a ser, lo que nos pertenece y a lo que pertenecemos. El acuerdo es simple, en el marco de la ley y de los derechos humanos: no te digo qué hacer y tú no me dices qué hacer a mí.

Prohibir un libro o denostarlo es negar la historia que, aunque no nos guste o no sea acorde a las narrativas de cada quien, tenemos que recordarla aunque sea abominable, como es el caso de la esclavitud, el holocausto o muchos otros, precisamente para evitarla y no repetirla; no podemos quedarnos con las partes de la historia que no nos gustan, podemos debatirlo, pero no prohibir libros. XXX

Twitter: @LuisH_Fernandez