Coincidieron punto por punto. Los ganadores de los nueve asientos de la nueva Suprema Corte de Justicia de la Nación encajan con los nombres que aparecieron en los llamados acordeones judiciales: volantes a color, con diseño profesional y distribución masiva en todo el país. Y no, no fue casualidad.
OPERACIÓN POLÍTICA
Gracias a la baja participación, apenas 12.8 millones de personas, según el corte más reciente, fue más visible la operación territorial del oficialismo.
Debería ser escandaloso que los nombres ganadores coincidan exactamente con una lista previamente diseñada y reproducida en masa. Porque una cosa es llevar tu lista casera, hecha a mano. Otra, muy distinta, es recibir un acordeón que coincide con intereses de más arriba.
Y nadie puede decir que no lo vio. No hubo estado donde no circularan. Algunos llegaron vía bots. Otros, repartidos por tierra, en templos, escuelas, chats y plazas. Las elecciones judiciales se convirtieron en una coreografía perfectamente orquestada. Y los resultados lo confirman.
LA NARRATIVA
Desde la mañanera, la estrategia de comunicación se basa en dos puntos: uno, que la elección judicial tuvo más votos que el PAN o el PRI en 2024; y dos, que Hugo Aguilar es el nuevo “Benito Juárez” del siglo XXI. Esto es usado para maquillar el fondo: esta no fue una elección libre, secreta y universal, fue una operación controlada, expuesta y selectiva.
Porque más allá del número de votos, lo que importa es cómo se construyó el resultado. Más de 87 millones de personas no participaron. De los votos totales, uno de cada cinco fue anulado o se dejó en blanco. Y los ganadores, en la Suprema Corte, el Tribunal de Disciplina Judicial y la Sala Superior del TEPJF, fueron exactamente los que aparecían en los acordeones.
¿Y LA OPOSICIÓN?
Que el oficialismo intentara capturar el Poder Judicial no sorprende. Forma parte de su proyecto político. Lo que sí deberíamos cuestionar es la pasividad absoluta de la oposición partidista. Una estrategia de brazos caídos que raya en el abandono. No podemos olvidar su rol constitucional: promover la participación ciudadana. Y en esta elección, decidieron no participar.
Mientras los partidos se escondían, la sociedad civil dio un paso al frente. Organizaciones como Defensorxs documentaron perfiles con vínculos criminales, antecedentes de corrupción y redes de complicidad partidista. Hicieron más sin presupuesto que los partidos con millones.
Imaginen si se hubiera articulado una estrategia opositora real. Quizás buena parte de esos 26 millones de votos nulos y blancos se habrían transformado en sufragios conscientes, para perfiles apartidistas, con trayectoria judicial, sin padrinos políticos. Pero prefirieron no incomodar.
SUPREMO ACORDEÓN
No es una metáfora. Literalmente, los ministros, magistrados disciplinarios y magistrados electorales fueron seleccionados mediante acordeón. Ese documento, con diseño profesional y logística nacional, fue producto de una operación coordinada desde Palacio Nacional, Morena y las 23 gubernaturas que controla.
No estamos diciendo que todos los electos serán marionetas. Pero sí que el proceso que los llevó ahí estuvo marcado por la simulación.
La siguiente elección judicial, en 2027, servirá para llenar los espacios que faltan. La pregunta es si la oposición habrá aprendido algo. O si, otra vez, permitirá que el país siga siendo repartido por lista.
EL DATO INCÓMODO
Si se aprueba el impuesto del 3.5% a remesas desde EEUU, México perdería 2 mil 600 millones de dólares. Un análisis del Center for Global Development revela que el 16.7% de los ingresos de los hogares mexicanos proviene de ese dinero que mandan los paisanos.



