París, Francia / Enviado.- Luisa Fernanda Tejada nació en Medellín, Colombia, pero Luma lo hizo en las peligrosas calles de La Comuna 3 Manrique. Su familia no estaba para nada de acuerdo en que regresara tarde a casa al vivir en un barrio de cuidado, y por eso su incursión en el breaking tardó en florecer. Fue cuando una prima cercana falleció de leucemia a corta edad, que tomó la decisión de romper las cadenas y volar en la pista de baile, al darse cuenta que el tiempo es demasiado corta como para pasarlo alejada de su lugar feliz.

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Luma lo vendió todo para poder tener el capital suficiente y así comenzar a viajar, ya que este ahora deporte olímpico no ofrecía —ni ofrece— las mismas oportunidades en Latinoamérica que en Europa o Estados Unidos, por lo que no lo pensó dos veces para emprender el viaje que marcó su destino, a pesar de la insistencia de su padres porque se quedara en casa para tener esa vida normal para los estándares marcados por la sociedad.

“En el momento que decido bailar, con muchas dudas de qué quería hacer con mi carrera, estaba saliendo de la universidad y era un reto también para mí poderle decir a mi familia y dejar también esa parte de mi vida. Dejar eso para dedicarme al baile de tiempo completo. Ahí una de mis primas más jóvenes fallece y siento que eso es un punto de partida para poder decir que independientemente, la vida es un ratico y debemos hacer lo que realmente nos hace felices”, cuenta la b-girl en exclusiva para OVACIONES.

“Ahí tomo la decisión de bailar, que es la mejor decisión que he tomado. Después fue el dejarme ir, haciendo ahorros, vendiendo las cosas materiales que tenía en ese momento y vendiendo cosas para poder viajar y abrirme camino a nivel internacional, eso ha marcado la diferencia entre lo que es Luma y otros muchos latinoamericanos que quizás no son tan conocidos”, continúa.

Desde entonces, en su brazo derecho está inmortalizada su prima con un tatuaje que la acompaña y le da fuerzas en cada una de sus competencias. Luma poco a poco encontró algo de paz interior a través del baile y lo irradió de tal manera que pudo romper con la rigidez que su familia le mostró cuando decidió dejarlo todo por un sueño.

“Para poder competir y hacerlo de una manera sana es un proceso muy fuerte también, de conocerme, de saber realmente qué es lo que me pone a mí en un estado de plenitud porque muchas veces con los nervios, con el público y el escenario, te pones llena de un montón de cortisol que no te permite pensar bien, no te permite desarrollarte bien. Lo que me ha ayudado es mi familia, saber que al final de cuentas al término de cada competencia voy a tomar un avión y voy a regresar a mi casa y voy a estar en un lugar en el que me puedo sentir feliz, orgullosa y sé que ellos se sienten orgullosos de mí. Independientemente de todo, voy a seguir bailando”, asegura.

En su cuenta oficial de Instagram, a la antioqueña se le puede ver por todo el mundo, siempre con una sonrisa radiante. Para de manos, con desafiantes piruetas y saltos espectaculares, Luma está convertida en esa bailarina que siempre deseó ser. Y aunque se quedó corta en sus intentos por clasificar a Juegos Olímpicos, está en Paris 2024 como parte del Team Visa, en busca de mostrar todas las aristas de este deporte pionero en el calendario olímpico.

“Para ser honesta, mi familia ahorita, gracias a esta plataforma con los Juegos Olímpicos, empieza a dimensionar esa parte de mi vida. Desde joven me decidí a seguir mi camino y realmente ellos se opusieron, simplemente no compartían, fue muy solitario el decidir bailar. Ahora, más que estar en París compitiendo o no, todos los que hacemos esto somos parte de esta cultura y nos sentimos parte de los que sí están ahí. Yo siento que sin el esfuerzo de todos los que estamos fuera, esto no hubiera llegado adonde llegó, hay un trasfondo que a veces omitimos pero damos gracias a nuestras raíces y cada uno que hizo posible como marcas como es Visa que se unieron para crear un hecho histórico en Paris como es el Breaking como deporte”, comenta.

Es por eso que Luma, ahora se enfoca en seguir abriendo camino a este novedoso deporte e impulsar a la vez a nuevos talentos en el breaking, como es la b-girl mexicana Swami, a quien ve como una joven con la capacidad de tomar su estafeta como exponente latina de esta disciplina.

“La relación en el mundo de la danza en general es muy buena, con Swami llevamos conociéndonos desde tres o cuatro años y la relación ha sido amena. Nos conectamos mucho con nuestro idioma también, porque nosotros generalizamos mucho el breaking con el inglés y veo que no es lo mismo conectar con alguien que no tiene tu misma lengua materna a alguien que sabe tu lucha y todo lo que en un continente como el nuestro tiene, que faltan muchas oportunidades pero la relación es muy bonita no solo con la gente latina sino con la comunidad el breaking y darte cuenta que en el escenario todos somos lo mismo”, finaliza.