María Corina Machado: México frente al espejo de Venezuela

María Corina Machado advierte desde Venezuela: cuando las instituciones se debilitan, ya es tarde. México debe escuchar antes de repetir la historia


Juan Ortiz

María Corina Machado recibió el Premio Nobel de la Paz 2025 por su lucha en Venezuela. Es un hecho de enorme peso político y simbólico en América Latina.

Pero lo relevante no sólo es el reconocimiento, sino lo que nos muestra sobre el deterioro democrático de un país que creyó que nunca llegaría tan lejos.

Y es que Machado no pudo llegar a tiempo a Oslo, Noruega, para recibir el premio. Fue su hija quien subió al estrado y leyó un discurso que se volvió viral en minutos.

Ahí lanzó una frase que llegó hasta México: “Cuando comprendimos lo frágiles que se habían vuelto nuestras instituciones, ya era tarde”.

LA ADVERTENCIA

El mensaje no hablaba de un colapso repentino. Hablaba de un proceso lento, acumulativo y casi invisible. Primero se normalizan pequeños abusos. Luego se debilitan los contrapesos. Después se persigue a la prensa, se politiza la justicia y se bloquea el acceso al poder. Cuando la sociedad reacciona, el daño ya está hecho.

Eso fue lo que describió María Corina en voz de su hija. No un golpe inmediato, sino una erosión constante. Por eso su mensaje resonó en México, donde también se discute el debilitamiento de instituciones, la presión sobre organismos autónomos y el uso político de la justicia.

Después del acto, María Corina sí llegó a Oslo. Lo hizo en un avión privado con matrícula mexicana. No es un detalle menor. Incluso, el gobierno de Claudia Sheinbaum se apresuró a aclarar que la líder opositora no pisó territorio nacional. Sin duda, otro gesto de la supuesta neutralidad que México ha sostenido frente a Venezuela.

EL DOBLE DISCURSO

El gobierno mexicano sostiene la doctrina de no intervención. Bajo ese principio, evita condenar abiertamente al régimen de Maduro. Se presenta como mediador, como observador imparcial.

Pero en los hechos, México sí ha intervenido cuando se trata de aliados ideológicos.

Lo hizo con Evo Morales, enviando un avión militar para sacarlo de Bolivia en 2019. Lo hizo con Pedro Castillo, ofreciendo asilo y respaldo diplomático tras su intento de disolver el Congreso en Perú. Recibió a Xiomara Castro, días antes de las elecciones presidenciales de Honduras.

Con Venezuela, la postura ha sido distinta. No condena, no presiona, no señala. La no intervención se aplica de forma selectiva.

Ese doble estándar erosiona la credibilidad del discurso oficial. Porque no intervenir no puede significar guardar silencio ante violaciones sistemáticas de derechos humanos cuando el gobierno involucrado es afín.

TENSIONES REGIONALES

Todo esto ocurre en medio de un escenario regional cada vez más tenso. Estados Unidos incrementó su presión sobre Maduro este año. Hay despliegues navales, amenazas abiertas y acusaciones de narcotráfico. Incluso se capturó un buque petrolero. La crisis ya no es interna.

México queda en medio. Intentando no confrontar a Washington, pero tampoco desmarcarse del chavismo. El problema es que su neutralidad también es una posición política.

Todavía está a tiempo. Pero sólo si entiende que la democracia en América Latina se defiende con coherencia, límites al poder y respeto real a las instituciones.

La lucha de María Corina Machado es un recordatorio regional. Cuando el poder se concentra y las instituciones se debilitan, nadie queda a salvo.

Más allá de debatir si México se parece hoy a Venezuela, la pregunta es si sabemos leer las alertas antes de que sea tarde.

EL DATO INCÓMODO

El gusano barrenador, detectado hace más de un año, ya provocó pérdidas por 3 mil millones de pesos al sector ganadero. Hay 1.2 millones de reses sin exportar y 11 mil casos. Una plaga prevenible, mal contenida.