Max Verstappen ha decidido iniciar una nueva era en la Fórmula 1, cargada de simbolismo y significado personal. Mientras la F1 se prepara para uno de los cambios regulatorios más profundos de su historia reciente, el piloto neerlandés anunció que competirá con un nuevo número en su monoplaza y casco a partir de 2026.

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La decisión llega en un contexto especial. Tras ser destronado por Lando Norris en la temporada 2025, el británico ejerció su derecho como campeón del mundo y tomó el número 1, dorsal que Verstappen había portado desde 2022 durante su dominio absoluto en la categoría.

Ante ese escenario, el tetracampeón mundial enfrentó una disyuntiva: regresar al histórico número 33, con el que debutó y ganó su primer título, o apostar por una identidad completamente nueva. La elección fue clara. Verstappen competirá con el número 3 en 2026.

Este cambio es interpretado por muchos aficionados como el inicio de la tercera etapa en la carrera del piloto de Red Bull. Su camino comenzó con el 33, alcanzó la cima con el 1 durante cuatro campeonatos consecutivos y ahora se reinventa con el 3, un dorsal que él mismo ha definido como su número favorito.

La elección también tiene un significado emocional. El número 3 estuvo ligado durante gran parte de su carrera a Daniel Ricciardo, amigo cercano y excompañero de equipo de Verstappen. De acuerdo con la normativa vigente, modificada en 2025, el neerlandés tuvo que esperar una temporada completa tras la retirada del australiano y pedirle personalmente autorización, misma que Ricciardo concedió sin objeciones.

Más allá de lo anecdótico, el cambio refleja la importancia comercial e identitaria de los dorsales en la Fórmula 1 moderna. Aunque un número no ofrece ventajas técnicas, sí es una pieza clave en la marca personal de cada piloto, tanto dentro como fuera de la pista.

Ejemplos como Lewis Hamilton con el 44, Charles Leclerc con el 16 o Lando Norris con el 4 demuestran cómo los dorsales se convierten en símbolos reconocibles para los aficionados, el merchandising y las activaciones comerciales.

Verstappen, históricamente asociado al 33, entiende ese valor. Su decisión de adoptar el 3 coincide con un acuerdo histórico de merchandising con Fanatics, que anticipa una renovación total de su imagen de marca.

Así, en el arranque de una nueva era técnica marcada por motores híbridos más potentes, aerodinámica activa y combustibles sostenibles, un simple dígito anuncia una transformación mayor. El número 3 no es solo un dorsal nuevo para Max Verstappen: es el símbolo de un reinicio personal y profesional en la Fórmula 1.