Con la continuación de la invasión de Rusia a Ucrania, la expansión del conflicto de Israel con las organizaciones terroristas de Hamas y Hezbollah en Palestina y Líbano, así como las crecientes tensiones entre Taiwán y la República Popular de China, debe incluirse en el análisis la más reciente reunión de la Organización del Tratado Atlántico Norte, en Bruselas en la semana pasada, en donde el nuevo Secretario General de la Organización, Mark Rutte, endureció la postura de los aliados en contra del gobierno de Vladimir Putin. La convocatoria a la sesión fue atendida, por supuesto, por los integrantes formales y también asistieron como invitados con derecho a voz y debe tomarse nota: Colombia, Argentina. Japón y Corea del Sur.
Tan dinámico tablero internacional, representa para México, como suele suceder, oportunidades y antagonismos. Las primeras aluden a las ventajas geopolíticas en un ambiente, que como lo retrató con fidelidad Friedrich Katz en su célebre investigación y publicación, La guerra secreta en México, las características en cuanto a su ubicación, determinan una participación activa a querer o no. Por cuanto a los segundos, éstos van creciendo en fuerza y número: migración forzada internacional y propia, efectos del cambio climático, crimen organizado trasnacional, violencia criminal social y los efectos del ambiente internacional.
Es importante analizar la reunión de Bruselas de la OTAN. Sobre todo, debido a los posicionamientos endurecidos de los aliados respecto de cómo se puede ganar la guerra. Por eso la presencia protagónica del presidente de Ucrania, Vlodomir Zelenski, con todo y discurso de clausura, implica una evidente polarización. El tiempo transcurrido, va alojando las peores premoniciones sobre el tipo y cantidad de armamento a utilizar, que como sucede en la historia de las guerras, la población civil y la verdad, son las dos primeas víctimas de los conflictos armados.
Ahora bien. México desde los complejos escenarios comerciales, hasta los diplomáticos, migratorios o de seguridad fronteriza norte y sur, hay indicios desde la perspectiva del ámbito civil y de los Servicios de Inteligencia y Seguridad Nacional, que no han sido considerados los aspectos militares y de guerra. Por distantes en apariencia que pudieran resultar, dichos aspectos son o deben formar parte de una auténtica estrategia relacionada entre el desarrollo y la Seguridad en sus distintas (aunque vinculadas) Dimensiones, tareas y responsabilidades.
Recordemos que Canadá y los Estados Unidos, junto con México, integramos el área comercial más grande y populosa del mundo. Sí. Pero nuestros socios también son los principales integrantes de la OTAN. Es decir, en términos latos, se encuentran en un contexto de guerra indirecta, financiando al gobierno de Kiev contra la naturaleza geoexpansionista rusa. Esa variable es determinante para que el gobierno de la República, tome en consideración los imprevisibles ajustes que se darán más temprano que tarde. Dentro de estos, se pueden aludir: los resultados y las condiciones de las elecciones presidenciales y generales en los Estadios Unidos; los procesos políticos (elecciones) en los países integrantes de la Unión Europea; las diversidad de relaciones de China con Latinoamérica, amén de la actividad de organizaciones no estatales/terroristas, en el norte de África.
El presupuesto de análisis es sencillo: el planeta es un solo. Dicha unidad implica que los efectos, pese a las distancias, llegarán a nuestro país. Por ejemplo, un caso sencillo: la procedencia de migrantes forzados de países como Nepal, India, Pakistán, Costa de Marfil, entre otros.
@JOPso
